No se encontraron resultados.La mayor parte de la población está indignada las 24 horas del día, si no es por lo que ve en la tele, es por lo que escucha, lee o bien, lo que vive. Y estoy de acuerdo con que no faltan razones para hacerlo, vivir con esa sensación de que estamos errados, de que las cosas no deberían ser así. Vivimos una realidad que nunca sale del gris, pero ultimamente parece casi negra.

Y esas tres o cuatro buenas noticias que nos comunican a diario y suavizan el gris negruzco, no alcanzan a aplacar los ánimos, porque la gente sabe que estos toques de blanco debería superar ampliamente al negro. Yo me pregunto ¿Qué sería sin esas, aunque pocas, buenas noticias? Muy poca gente se cuestiona lo mismo.

La indignación es un medicamento que nos aplica la realidad todos los días, y como casi toda medicación o nos cura o nos hace víctimas de las contraindicaciones. Digamos que en este siglo XXI es peor el remedio que la enfermedad.

Son miles las personas que caen en la desesperanza, el desánimo, la tristeza de sentir que las cosas no van a cambiar, mientras que cada vez son menos los inmunes a los anterior. A estos, la indignación una vez superada, les abre los ojos y los motiva a "querer hacer", entienden por fin que por más pequeñas y frágiles sean sus obras, son una gotita de blanco que adhieren a la gris realidad, logrando equilibrar los melancólicos colores del hoy.

Y estarán pensando, sí, hasta ahora todo muy lindo pero ¿Cómo consigo no caer en la tristeza de una seguidilla de situaciones negras? Entonces te digo, la inmunidad se logra poniéndoselo, dándole importancia a las pequeñas cosas diarias, abriendo bien los ojos y valorando los detalles. Es como esa frase que dice "De un lado del mundo una mariposa bate sus alas, y del lado opuesto se desata un huracán".

Por más frágil e insignificante que parezca nuestro granito de arena, tal vez, se convierta en un huracán. Y Si no sucede que alguien me diga ¿Qué perdemos con intentar? Lo que si les puedo asegurar es que la realidad de cada uno va a ser un poco menos gris. Imaginen miles de mariposas batiendo sus alas, solo imaginen, tal vez en algún momento se haga realidad. Y lo digo porque confío y espero, y sobre todo porque ya conseguí la inmunidad sobre los efectos colaterales de la indignación.