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jueves, 15 diciembre 2022 | Opinión

Buscando la alegría en el caos

Con la inflación ahogando las billeteras y en un contexto de crisis e incertidumbre, la ilusión se apodera de las personas que buscan dejar sus problemas atrás para festejar la pasión por la Selección Argentina.
Buscando la alegría en el caos
Desde hace un mes, en todas las calles se pueden ver banderas, banderines y globos con los colores patrios. Las personas salen orgullosas a las calles luciendo su camiseta argentina. Y es que no podía a ser de otra forma porque, desde la Copa América obtenida en 2021 ante Brasil, la ilusión por nuestra selección creció notablemente.

Aquella victoria llegó en un momento complicado para los argentinos, la segunda ola del COVID-19. "Estamos atravesando el peor momento desde que comenzó la pandemia", dijo Alberto Fernández en un mensaje grabado emitido por televisión. De hecho, algunos partidos de aquella copa debían disputarse en nuestro país pero por esta situación se jugó en Brasil. No obstante, tras el gol de Di María que nos dio la victoria en la final ante la Canarinha, los argentinos se volcaron a las calles a festejar y demostraron el gran poder que tiene el fútbol y su capacidad de hacer feliz a los pueblos.

Desde hace mucho tiempo reina la frase de que el fútbol es una tapadera de la realidad social, una pantalla que invisibiliza la desigualdad y violencia. Pero, a pesar del convincente argumento, no cuenta con la fuerza necesaria para desactivar el poder que tienen los mundiales en el hincha argentino.

De hecho, en el fanatico de esta disciplina hay una decisión voluntaria y hasta cínica de arrojarse a esta fantasía, por más que dure sólo un mes. Es que en ese mes, un pueblo evade todo tipo de sufrimiento avocándose a un deporte. Es por esto que, por el contrario a la opinión de algunos que necesitan a las personas afligidas, el fútbol se considera pasión de multitudes ya que es una fuente inagotable de alegrías y sueños, en un mundo que carece de ellos.

El domingo, Argentina se medirá ante Francia en la final de la copa del mundo. Serán once jugadores argentinos en la cancha que estarán peleando por el sueño de 45 millones de personas. Como dijo el arquero Dibu Martínez tras vencer en penales a Países Bajos: “Escuchen a la gente, jugamos por 45 millones. El país no pasa un buen momento en lo económico y darles una alegría es lo más satisfactorio que tengo en este momento”.

Y mientras ellos estén disputando ese último partido, nosotros estaremos expectantes luchando con la contradicción de querer que se termine y querer que dure para siempre. Es que no importa cual sea el resultado, porque once jugadores corriendo detrás de una pelota lograron que 45 millones de argentinos escapen por un mes de la triste realidad y salgan todos a las calles a gritar por un mismo sueño, a revolear la camiseta, a abrazarse con quien esté más cerca, a recordar a quien ya no está, a gritar por Maradona y Messi, heroes de los grandes y los chicos. No importan las edades, las clases sociales, las religiones o creencias, el pueblo se unio y desestimó a aquellos que dicen que el fútbol es sólo fútbol.

Estamos en la final y el país está feliz, a pesar de todo, cuando más lo necesita. Y de esta humilde forma, seguiremos buscando la alegría en el caos.



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