Este jueves 31 de agosto
murió la actriz, modelo y conductora Silvina Luna, tras permanecer internada durante tres meses en el Hospital Italiano de Buenos Aires, a raíz de las consecuencias de una mala praxis en una cirugía estética practicada por el doctor Aníbal Lotocki.
“Tuve muchas presiones. Hacíamos teatro de revista y el cuerpo hegemónico era todo. Se usaban las tetas grandes y el culo acá arriba. Y yo me dejé llevar por eso, por buscar una seguridad en el exterior y querer cumplir con ese estereotipo. Eso me llevó a esa operación”, contó en su momento la actriz en una entrevista con María Laura Santillán.
Desde niñas estamos rodeadas de estándares de belleza poco realistas. A través de los juguetes sexistas y las publicidades, incorporamos una imagen idealizada de lo que es la belleza, lo que hace que desarrollemos una percepción distorsionada de nuestros propios cuerpos.
Eso que la sociedad “considera hermoso” puede repercutir en la autoestima y confianza, y provocar sentimientos de insatisfacción con nosotras mismas. Los estereotipos van formando una idea de la perfección en la que nos estamos comparando siempre con un “ideal”.
Además, los cánones de belleza contribuyen a una lógica del mercado que imponen marcas de productos para cumplir con esos estándares, incluimos acá a la cirugía estética.
Más allá de que se haga justicia por lo que hizo Lotocki, debemos replantearnos con la muerte de Silvina Luna, lo que le estamos mostrando a las nuevas generaciones.
Los parámetros de belleza impuestos por la sociedad, matan.
Los estereotipos de belleza también son un tipo de violencia. Imponen un mensaje: "hay cuerpos que valen mas que otros", invisibilizando de esta manera la diversidad.
Romper con la hegemonía no es fácil, tenemos un árduo trabajo.