Si bien existe una CGT Regional San Lorenzo liderada por el municipal “Noni” Monzón, que logró oficializar la organización con avales nacionales, cabe destacar que esta no es la organización con mayor representación del Cordón Industrial, como lo fue la de calle Richieri. La actual asociación no atrae, ni enamora, a los sindicatos que continúan su trabajo de forma solitaria, más aún, muchos determinaron salir de dicha agrupación por no sentirse representados y por internas de representación sindical.

Un 2020 atípico y con un marco de necesidades basadas en la salud de los trabajadores, dejó una triste imagen del gremialismo regional. Muchos apenas lograron cerrar sus acuerdos paritarios luego de muchas reuniones que reiteraban los mismos ofrecimientos y que al final de la cuenta fueron aceptados.

Lejos quedaron los tiempos de lucha y reivindicación de los derechos de los trabajadores, que hoy se ven pidiendo trabajo “en negro” y a cualquier paga. Además de los cientos de despidos encubiertos que se permitieron con los retiros voluntarios y las empresas que cerraron sus puertas aprovechando el silencio sindical.

Las masas de trabajadores no se ven en la calle acompañando los reclamos sociales, de los cuales también son parte como integrantes de la comunidad, cuasi en una posición superior, no sufren falta de seguridad, no padecen falta de inversión local, obras, salud, solo se limitan a reclamar salarios y en asombro de que las empresas dilatan las negociaciones, denuncian paritarias vencidas.

Esta falta de interés por los reclamos sociales reduce la importancia de las organizaciones gremiales al solo efecto de un aumento salarial. De hecho los propios son los primeros en entenderlo y se profundiza la falta de compromiso de los afiliados hacia la organización. No sostienen actividades inclusivas, creativas, que mantengan la llama vida de la militancia, de la escuela sindical y su futuro. Solo quedan viejos recuerdos de dirigentes y conductores del movimiento obrero regional.

Las juventudes no participan, no se integran y no se molestan en pedir lo que no hay. Este vacío de formación sindical mantiene vigente a los de siempre, que sentados cómodamente, esperan un retiro victorioso.

Copa medio vacía

El Convenio Oleaginoso Portuario y Agroexportador C.O.P.A, fue el logro gremial más relevante de la historia del sindicalismo en la región. A fuerza de choque se forjó con piquetes y manifestaciones de cientos de trabajadores apostados en las puertas de las empresas agroexportadoras del Cordón Industrial más importante del país.

San Lorenzo fue el epicentro de la batalla que otorgó un incremento salarial único por sus características generando la codicia de ajenos y la esperanza de muchos. En reiterados intentos de embate, sorteó las dificultades, pero el tiempo y las mezquindades dirigenciales permitieron que se diluya y retrase su posición justicialista.

Siendo este el punto estratégico más relevante para la actividad sindical, el gremialismo aún permite desentendimientos entre organizaciones hermanas que comparten la misma actividad, traiciones, superioridades por fuerza de choque, que llevan a la desunión y la debilitación del movimiento obrero.

A esta situación se suma la intervención del Estado y la Justicia sobre el gremio portuario SUPA que al fin logró acordar una elección democrática de sus dirigentes, a pesar de la intención de perpetuidad del reconocido Herme Juárez, que por medio siglo estuvo al mando del gremio que representaba a los trabajadores estibadores de la Cooperativa, que él mismo conducía como presidente.

La independencia de este gremio llegará por el esfuerzo y lucha de sus trabajadores, la perseverancia, la necesidad de cambio y una elección democrática y participativa. Hecho que aún no ocurre pero que tiene un camino marcado y que el Estado supo entender.

Por: Mario Carnevale