Este lunes se
confirmó el fallecimiento de Alejandra “Locomotora” Oliveras, una de las máximas exponentes del boxeo argentino. Tenía 47 años y se encontraba internada en estado crítico desde el pasado 14 de julio, cuando sufrió un ACV el mismo día en que debía asumir como convencional constituyente en la Convención Reformadora de la Constitución de Santa Fe.
Nacida en El Carmen, Jujuy, y forjada en una infancia atravesada por la pobreza y la adversidad, Oliveras construyó una carrera deportiva excepcional. Se convirtió en boxeadora profesional a los 26 años y alcanzó la gloria mundial: fue campeona del mundo en cinco ocasiones y en distintas categorías, dejando una marca indeleble en la historia del deporte nacional.
Con un estilo frontal, potente y valiente, “Locomotora” conquistó títulos mundiales en las divisiones pluma, superpluma, ligero y superligero. En 2006 se consagró campeona mundial por primera vez al vencer a la mexicana Jackie Nava, en una recordada pelea que marcó un antes y un después en el boxeo femenino argentino.
Su figura trascendió el ring. Con una personalidad arrolladora y una historia de vida inspiradora, se convirtió en referente de la lucha contra la violencia de género, promotora del deporte como herramienta de inclusión, y una motivadora incansable.
En los últimos años incursionó en la política: en abril pasado fue electa como convencional constituyente. Sin embargo, no pudo asumir: el mismo 14 de julio en que se inauguró la Convención, sufrió un accidente cerebrovascular que la dejó internada en estado reservado hasta su fallecimiento.
La noticia de su muerte generó un hondo pesar en el mundo del deporte, la política y la sociedad en general. Oliveras será recordada como una mujer que jamás dejó de pelear, dentro y fuera del ring, y que abrió caminos para muchas otras con su ejemplo.
Su legado permanece intacto: Alejandra Oliveras fue, y será, una verdadera campeona de la vida