La Confederación General del Trabajo (CGT) se prepara para convocar una nueva movilización nacional el próximo 7 de agosto, en coincidencia con la celebración del Día de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo. La medida, que aún no fue oficializada, se definiría en los próximos días y busca canalizar el creciente malestar social frente a las políticas económicas del gobierno de Javier Milei.

La protesta sería la segunda manifestación convocada por la CGT en lo que va del gobierno libertario, y la primera iniciativa propia desde la movilización del pasado 1º de mayo. La convocatoria ya prevé la participación de las dos CTA y de organizaciones sociales, como la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). También se baraja la incorporación de sectores del peronismo no alineado, especialmente el Movimiento Derecho al Futuro, impulsado por el gobernador bonaerense Axel Kicillof, con vínculos activos en el sindicalismo.

La decisión de reactivar la calle ocurre en un contexto económico cada vez más crítico. Según un informe reciente del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), que depende de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, en los primeros 19 meses del gobierno de Milei se registraron 71.000 despidos en el empleo formal y una caída significativa de los salarios reales, con especial impacto en el salario mínimo, que actúa como referencia para el trabajo informal.

Desde sectores gremiales señalan que la CGT mantuvo una relación de entendimiento con el Ejecutivo en los primeros meses, con el objetivo de “garantizar gobernabilidad”. Sin embargo, el deterioro del empleo, los recortes en el sector público, y la falta de medidas para proteger la producción nacional y el transporte, habrían desbordado ese frágil equilibrio.

La posible marcha del 7 de agosto llega también en la antesala de las elecciones internas en la CGT, y en medio de críticas internas por la inacción de su conducción tripartita, que enfrenta cuestionamientos por parte de gremios más combativos, colectivos de jubilados y referentes del movimiento obrero territorial.

La intención de sumar a sectores jubilados, que se manifiestan semanalmente frente al Congreso, y otras agrupaciones, apunta a construir una jornada de protesta unificada, de amplio alcance y visibilidad nacional.

En plena crisis económica y social, la central obrera vuelve a mirar a la calle como lugar de disputa y de presión, y el día de San Cayetano, símbolo de fe, pan y trabajo, aparece como el marco simbólico elegido para el relanzamiento del reclamo sindical.