El Taladro de Pedro Troglio se plantó con solvencia, cortó los circuitos del mediocampo local y aprovechó cada pelota detenida para golpear.
El complemento arrancó con la Lepra decidida a empatar y lo consiguió rápido: Ever Banega, el mejor de los rojinegros, cobró venganza con un libre directo que se desvió levemente en la barrera y descolocó a Facundo Sanguinetti. El capitán desató el grito de las tribunas, pero fue un espejismo. Banfield no se desesperó, esperó su momento y lo encontró a los 73: otra falta cercana al área, otra ejecución de Auzmendi y otro latigazo, esta vez rasante, que cruzó toda la defensa y se incrustó junto al palo.
El 2 -1 expuso las carencias defensivas leprosas y reavivó el debate por el arco. Nuevamente Keylor Navas no fue parte ni siquiera del banco, y su reemplazante, Barlasina, alternó buenas atajadas con dudas en los goles. El conjunto rojinegro esta muy enojado con la situación de Navas, que a minutos del partido le comunicó a Fabbiani que no quería ser titular y el DT no dudó en apartarlo de los concentrados y llamar a Piotti.
Tácticamente, Cristian Fabbiani repitió el 4 -2- 3- 1 del estreno, pero la ausencia de profundidad por las bandas y la falta de chispa arriba hicieron que el dominio territorial careciera de peso en el área rival. Banfield, en cambio, fue quirúrgico: cedió la iniciativa, presionó a Banega cuando pudo y encontró la forma de llegar al gol.
La derrota deja a Newells con tres puntos sobre seis y varias tareas urgentes: solucionar el tema Navas y ajustar la defensa ante los envíos aéreos. También obliga a Fabbiani a revitalizar un ataque que depende demasiado de fogonazos individuales de Banega o Maroni.
El fixture no da respiro: el domingo próximo la Lepra visita a Racing en el Cilindro, un examen que puede marcar el rumbo del semestre. El público despidió al equipo con silbidos y pedidos de reacción. El proyecto conserva crédito, pero las urgencias afloran.