No se encontraron resultados.Eran poco más de las tres de la tarde cuando el auto en el que venía Pillado, junto a otros funcionarios municipales, ingresó a la ciudad. El vehículo fue detenido a la altura de Av. San Lorenzo y San Roque, donde un grupo de inspectores de tránsito obligaron a que se desviaran. Ángel pensó que se trataba de un simple accidente de tránsito, no sabía que cien metros más allá de ese desvío había ocurrido semejante tragedia.

“Bajamos, caminamos desde San Roque hasta Escalada, donde había mucha gente. Ya estaba presente el intendente de San Lorenzo, el intendente de Fray Luis Beltrán y también él de Granadero Baigorria, que colaboraron y me ayudaron. Los ánimos estaban muy caldeados, la gente con mucha bronca”, relata Pillado, hoy a cargo del Centro de Jubilados de Barrio Villa El Prado.

El ex Jefe Municipal asegura que el siniestro lo toco muy de cerca: “Fue un momento muy difícil. Mucha gente muy enojada comenzó a levantar parte del ferrocarril, debe haber sido muy difícil el momento de sacar las chiquitas del colectivo. Fuimos a la Municipalidad, hubo lágrimas dentro de la gente del gabinete, esa es la realidad. Debatimos y analizamos que hacer y le avisamos al Gobernador (Víctor) Reviglio, me atendió el Ministro de Gobierno que poca importancia le dio”, y remarcó: “de cualquier forma era un tema de Capitán Bermúdez y así fue, así nos arreglamos”.

“A las seis de la tarde llegó muchísima gente en la Municipalidad que pedía hablar conmigo”, recordó Pillado y sostuvo que el ánimo entre la población era muy complicado. “No teníamos nada que explicar ni (el presidente Raúl) Alfonsín, ni Reviglio, ni el intendente, era un tema de las vías, cuántos pasos a niveles hay en la república y cuántos accidentes”, aclara.

“Yo salgo a hablar con la gente –continúa el relato- y fuimos hacia la plaza San Martín. Estaban todos reunidos en la Comisaría; Diputados, Concejales, Senadores, Concejales de Pueblos vecinos, Sacerdotes. Y allí había un ambiente de mucho dolor. A todo esto había dispuesto tres empleadas para que se ocuparon de forma diaria a visitar y ver las necesidades de las chiquitas que fueron internadas”.

De la reunión realizada en Plaza San Martín, salió la iniciativa de viajar inmediatamente hacia Buenos Aires y la madrugada del 6 de julio la comitiva partió hacia Capital Federal. “Hablamos con el Ingeniero Quevedo, interventor del Ferrocarril en ese momento. Redactamos un acta donde se hacían unas promesas, pero a lo largo del tiempo entendí que eran promesas de apriete”, sostuvo el ex intendente.

“El ferrocarril impuso su voluntad, el tren tenía que seguir y ellos supuestamente iban a seguir con el cumplimiento del acta. El tema era pasar el primer tren y el tren pasó. Nadie se olvida de esta desgracia, no ha pasado nada en el país para decir que esto está cambiando”, concluyó.