OPINIÓN. En la tarde de ayer martes, la familia y amigos de Lautaro Aranda, junto con familiares de otras víctimas de hechos violentos de la región
marcharon en Granadero Baigorria en pedido de Justicia y mayor seguridad.
La manifestación transcurrió con normalidad. Partió desde la esquina de Av. San Martín e Ibarlucea (“el cañón”) y llegó hasta la Municipalidad. Detrás de la columna de manifestantes iba una combi de infantería y una camioneta de la policía “escoltando” la marcha y advirtiendo a los automovilistas que iban detrás, ya que el tránsito no fue cortado.
Sí. Pese a que había entre 400 y 500 personas marchando por una ruta nacional, el personal del Área de Tránsito de esa localidad
no cortó la circulación vehicular, solo la demoró. Entonces, detrás de la marcha iban camiones, colectivos, autos y motos, con el peligro que eso conllevaba.
Lo único que realizaron los “zorros” fue cortar los cruces de la Avenida, impidiendo que los autos que circulaban en sentido contrario doblasen hacia la izquierda cuando se aproximaba la manifestación.
Fueron advertidos, incluso por este periodista, que era conveniente que desviaran a los vehículos por cualquiera de las dos avenidas que tiene Granadero Baigorria hacia el oeste de barrio Centro (Av. Santa Fe o Av. Buenos Aires) ambas doble sentido y con espacio suficiente para soportar el tránsito de una mano de la ruta. Pero aludieron a que “está la infantería atrás de todo”.
Al llegar a calle Rivadavia para doblar hacia la Municipalidad, la manifestación hizo una detención de aproximadamente 20 minutos, lo que hizo que los vehículos que venían detrás de la misma estuvieran frenados sobre la traza por todo ese tiempo.
Incluso, al menos tres colectivos estaban en el atasco, los que seguramente mucha gente estuvo esperando y pasaron mucho tiempo después del previsto, perjudicando a quienes debían cumplir algún horario.