Una vez más la burocracia de las obras sociales da que hablar, y sigue perjudicando la salud de aquellas personas que padecen alguna enfermedad y necesitan tratamiento. Autorizaciones que demoran una eternidad, órdenes y papeles perdidos, tratamientos no autorizados a tiempo son algunas de las trabas que millones de personas con enfermedades crónicas o degenerativas sufren a diario y ven sus vidas deteriorarse en un laberinto sin fin llamado burocracia.
La periodista Flavia Campeis, tiene 37 años y el 16 de diciembre del año pasado le diagnosticaron cáncer de mama. Inmediatamente comenzó a realizar los trámites para realizar los estudios correspondientes y poder iniciar el tratamiento adecuado. Dos meses después decidió atrincherarse en las oficinas de Medifé a exigir una respuesta, y asegura que por la demora en la autorización de estudios y medicamentos desde que le diagnosticaron la enfermedad, el cáncer avanzó en metástasis de grado 4 en el esternón y en las costillas.
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Desde el Ministerio de Salud piden colocarse las vacunas de refuerzo contra el coronavirus"Me dio metástasis porque Medifé me hizo esperar hasta lo último. No me querían dar la autorización, tuve que venir a quedarme dos horas y cuando me enojé, en ese momento, recién avanzaron”, expresó Flavia a diario La Capital.
“Estoy cansada que el sistema de salud de las obras sociales especula con la vida de las y los pacientes. El cáncer avanza como loco en mi cuerpo, mientras tanto tengo que esperar; parece que les conviene que los pacientes mueran antes que cubrirles el tratamiento”, agregó.
"Los medicamentes que me tenían que autorizar cuestan $1 300 000 por mes, por eso creo que nos prefieren muertas.
No es la primera vez que nos encontramos con este tipo de noticias. Estamos acostumbrados a un mundo en donde “la salud es un negocio” y está completamente naturalizado.
Las personas que padecen enfermedades son consideradas un gasto para el capitalismo, un estorbo en el sistema y se terminan convirtiendo en víctimas de los servicios de salud y obras sociales, por las cuales abonan un servicio, a un costo mucho más alto del que realmente pagan.