Por Luisina Flores P., responsable Mujeres Evita San Lorenzo

A más de cien años es fundamental recalcar el origen sindical, no solo de la fecha, sino de la unidad del movimiento de mujeres, en este contexto es que convocamos para este 8M a un Paro Plurinacional de Mujeres y Disidencias.

La independencia económica es uno de los puntos vertebrales para lograr la autodeterminación de las mujeres y disidencias y en este punto es donde entendemos la necesidad de enmarcar nuestra lucha en un reclamo gremial.

Los números muestran que, entre los desocupados, la mayoría son mujeres y su correlato es la feminización de la pobreza, es decir, que, entre las personas pobres, la mayoría también son mujeres.

También encontramos un suelo pegajoso, compuesto principalmente por mandatos sociales patriarcales, trabajo doméstico no remunerado y prejuicios que nos dificultan despegar, y cuando lo hacemos, nos encontramos con un techo de cristal (o de hormigón), porque a pesar de que muchas veces estemos sobrecalificadas y seamos gran parte de las egresadas universitarias, los roles jerárquicos siguen siendo ocupados por varones, lo vemos en la política, en los medios de comunicación o en el poder judicial.

Lo que sucede con la población travesti, transexual y transgénero deliberadamente permanece oculto a los ojos del Estado.

Esto se complementa con la doble jornada laboral que realizan muchas mujeres, el trabajo reproductivo, el que nadie ve, pero todos necesitan. Aquellas tareas sobre las que se erige la organización social que hoy conocemos. También la llamamos “economía del cuidado” porque agrega un valor, que jamás se tiene en cuenta en la producción de bienes y servicios. Ese valor es el tiempo de la reproducción de la fuerza de trabajo, ese tiempo mayormente lo destinan las mujeres y no perciben remuneración. Y las que perciben remuneración por cuidar son las trabajadoras más precarizadas de la economía.

Después del primer Ni Una Menos, en 2015, el movimiento de mujeres tomó un impulso propio de una nueva ola siendo protagonista en América Latina y logró poner en agenda un abanico mucho más amplio de temas y reclamos. Principalmente que nos están matando.

Se logró poner en agenda que las mujeres no morimos, sino que nos asesinan, y esos asesinatos son crímenes de odio, por ser mujeres, travestis o trans. Se visibilizó que los femicidios no son hechos aislados, sino que están sostenidos por todo un sistema previo de dominación y violencias, entrelazadas y diversas, que avalan y hacen posible algunas atrocidades.

Muchas veces el hartazgo, el sentir que la realidad es insoportable y que la injusticia nos supera nos puede hacer pensar que la lucha es en vano. Pero no tenemos que olvidar que el objetivo es inmenso, que estamos transformando la sociedad y derrumbando un sistema de dominio, subordinación e invisibilización de las mujeres, sostenido por un entramado de poder que ha logrado imponerse y sostenerse como sentido común.

En momentos donde la desesperanza se mezcla con la furia y la realidad presenta desafíos constantemente es fundamental repensarnos como sujetas políticas dentro de un colectivo diverso pero que ha sabido priorizar la unidad como mecanismo de fuerza estratégico en nuestra práctica política. Este 8M volvemos a copar las calles, las redes, nuestros laburos, nuestras casas y todos los lugares que habitamos, porque todo tiene que ser transformado.

Para este martes 8 de marzo está prevista una caravana que parte desde Granadero Baigorria a las 16 horas, desde Arenales y San Martín, pasando por la Estación de Trenes de Capitán Bermúdez a las 17 horas y por la pasarela de Fray Luis Beltrán a las 17.30 horas para llegar a la rotonda de las trabajadoras de San Lorenzo a las 18 horas y marchar hasta la plaza San Martín donde habrá feria y un festival de bandas.