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lunes, 05 julio 2021 | Capitán Bermúdez

Se cumplen 33 años de la tragedia en las vías que se cobró la vida de cinco niñas en Capitán Bermúdez

El mediodía del 5 de julio de 1988 se produjo el fatal accidente entre un transporte escolar y una formación de ferrocarril que se llevó la vida de cinco niñas que iban hacia el Colegio Nuestra Señora de los Milagros.
Se cumplen 33 años de la tragedia en las vías que se cobró la vida de cinco niñas en Capitán Bermúdez Este 5 de julio de 2021 se cumplen 33 años de aquel día de 1988, cuando un tren del Belgrano Cargas embistió a un transporte escolar en el que iban unas 40 alumnas del colegio Nuestra Señora de los Milagros de Capitán Bermúdez. La muerte de cinco de ellas hizo que el pueblo se levantara para impedir que vuelva a circular el ferrocarril por el medio de la localidad.

Posterior al fatal siniestro, se colocaron dos barreras manuales tanto en el paso a nivel de Celedonio Escalada y Ruta 11, que fue donde ocurrió el accidente, como en el de Avenida Pomilio. Este año, a mediados del mes de abril, quedaron habilitadas las barreras automáticas en los mencionados cruces y en el del ingreso desde Granadero Baigorria a Capitán Bermúdez.

En 2013, al cumplirse 25 años de aquella tragedia, 11Noticias publicó un informe sobre los hechos y un análisis de la situación.

El mediodía del martes 5 de julio de 1988 quedará grabado en la memoria de los ciudadanos de Capitán Bermúdez por mucho tiempo. El transporte escolar de la empresa Esquiú, conducido por Rubén Germán Tuero de 37 años, que transportaba cerca de 40 alumnas de Granadero Baigorria al Colegio Nuestra de los Milagros, fue embestido por un tren de la línea General Belgrano con 33 vagones de carga en la intersección de Celedonio Escalada y Av. San Lorenzo.

La tragedia se produjo en el centro de la ciudad, en un paso a nivel que, como muchos otros, no tenía barrera. Eran las 12:50 cuando se sintió un estallido que alborotó rápidamente a la ciudad. Cientos de vecinos, ambulancias y móviles policiales se acercaron de manera inmediata hasta el lugar para colaborar con el rescate de las nenas.

Tres chicas perdieron la vida en el acto, y alrededor de treinta fueron al Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria y al Clemente Álvarez de Rosario (dos fallecieron a los pocos días). La policía decidió incluso detener la marcha de algunos colectivos del transporte urbano, hacer descender a los pasajeros y utilizarlos para llevar a los niñas heridas ante la falta de ambulancias.

En la edición del día posterior al siniestro, el diario La Capital describe parte de lo sucedido de la siguiente manera: “Mientras el patético sonido de las sirenas policiales y de las ambulancias poblaba el ambiente, se sucedían escenas desgarradoras de parte de los padres de las pequeñas, de vecinos que acudían al lugar a prestar ayuda, y del personal de la escuela”. Todos los medios nacionales se hicieron eco de la tragedia.

En algo más de una hora todas las menores que sufrieron heridas habían sido trasladadas a centros asistenciales, pero aún faltaba lo peor: la desesperación de los padres que no encontraban a sus hijas. Recién en el comienzo del miércoles 6 de julio todas las chicas habían sido ubicadas y se conoció la identidad de las tres menores fallecidas en el acto: Eugenia Sequeira, Carolina Castellá (ambas de 7 años) y Mirna Rivero (de 10). El viernes 8 por la tarde se conoció el fallecimiento de Carolina Sapera y el sábado por la mañana falleció la última de las cinco víctimas fatales del accidente, Florencia Martín.

El pueblo se levantó

A las seis de la tarde el pueblo se movilizó frente a la Municipalidad para exigir respuestas. El intendente Ángel Pillado se mezcló entre los vecinos y se realizó una asamblea en el centro de la ciudad. Diputados Provinciales, Senadores, intendentes de localidades vecinas, concejales, policías, todos estuvieron presentes allí para acompañar a la comunidad en ese difícil momento. En la madrugada del miércoles una comitiva de personas de la ciudad, encabezada por Pillado, se encontraba viajando hacia Capital Federal, a la sede de Ferrocarriles Argentinos, para exigir el tan anhelado traslado de las vías. Se firmó un acta donde se tomaba el compromiso de moverlas, pero nunca se cumplió.

Los vecinos se organizaron en una Comisión, que funcionó durante días para mantener vivo el reclamo. “La colocación de barreras en ese paso a nivel era un pedido de hace muchos años, que nunca se satisfizo”, comentó Enzo Di Crosta, uno de los que formó parte de la comisión de aquel momento.

Durante varios días un monolito que contenía las imágenes de las víctimas permaneció en el lugar donde ocurrió el accidente e interrumpió el paso del tren. Ese pequeño monumento tenía una gran carga emotiva y finalmente tuvieron que moverlo del lugar por la presión que ejercía el ferrocarril. Las personas que realizaron la difícil tarea de sacar del lugar ese monolito lo hicieron encapuchados, para no ser reconocidos por los vecinos.

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