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lunes, 13 abril 2015 | Salud

La sal y los niños

Hace 2500 años el ser humano no usaba la sal en su alimentación, desconocía esa práctica culinaria; con el tiempo veían que la sal les conservaba los alimentos,carne de animales que llevaban a las batallas para alimentar a las tropas, además de ello descubrieron que el sabor era más agradable, de allí en más se universalizó el uso de este “aderezo”, que puede perjudicar la salud.
La sal y los niños Comenzaron entonces a aparecer enfermedades metabólicas como la diabetes, la gota, cardiopatías, derrames cerebrales, problemas renales etc. Se veía mas en las clases altas y en los palacios gubernamentales por la cantidad de fiestas que realizaban.

Cleopatra (reina de egipto) por ejemplo, tenía a sus cocineros ocupados las 24 horas del día para agasajar a visitas de príncipes, reyes generales y comitivas empresariales en el horario que llegasen. Era una cuestión de estado, tratados, acuerdos, negociados etc.

Con el tiempo el pueblo también accedió a esas costumbres.

De allí en más se generalizaron los problemas médicos antes citados que en la actualidad trae tantos trastornos de salud a la raza humana, ergo enormes gastos para solucionarlos o minimizarlos tanto a nivel público como privado.

En un pequeño país llamado Nepal a 4500 metros de altura en el monte Everest existe una tribu llamada “Los Unsas”. Llamó la atención que la vida media de ese pueblo es de 90 años; se los estudió y descubrieron que no sufren hipertensión arterial y la sal en sangre es mucho menor que el resto de los humanos, claro no comen con sal se alimentan de raíces, frutas, verduras y peces crudos. Lo que pasa que a esa altura y con temperaturas eternas “bajo cero” esos animales nunca se infectan. Además descubrieron que las personas de 90 o 95 años tienen las características biológicas de un ser humano de 30 años incluso hacen trabajos rudos sin ningún dolor o cansancio que en una persona de habitat normal.

Por muchos años se creía que los niños no padecían estas enfermedades metabólicas de los adultos y ellos también cambiaron sus costumbres culinarias a favor de comidas sabrosas.

No nos olvidemos que antes de la sal el hombre usaba “especias” cosa que hace 5 o 6 décadas el ser humano comenzó a profundizar sus usos para evitar los problemas metabólicos.

Aclaremos algunos conceptos semánticos; el hambre no es lo mismo que el apetito. Cuando uno tiene hambre es porque el organismo avisa de “realimentar al cuerpo”, luego de comer el hambre se retira. El apetito, en cambio, es la necesidad casi adicta de comer cosas ricas tanto saladas como dulces y/o agridulces. Es decir si vos acudís a una fiesta y comiste tu plato de pollo o pescado y la verdura o ensalada ya esta cumplimentada la necesidad biológica, pero ¿qué pasa en este caso?, por razones costumbristas te darán una entrada con fiambres, luego la comida y finalmente el postre y el helado además de las gaseosas bebida alcohólica etc. En el curso de esa reunión se baila se charla y se sigue comiendo por placer. Entonces el niño no está ajeno a estas costumbres y por eso estamos viendo alarmantes cifras en el aumento de la obesidad y la hipertensión arterial en “niños”.

Los pediatras tenemos que aprender a detectar enfermedades metabólicas en niños como así también enfermedades reumáticas metabólicas.

La organización mundial de la salud ya nos impone tácitamente a tomarle la presión arterial sistemáticamente a los niños a partir de los 3 años de edad. En los colegios tienen que pedir junto con el certificado de buena salud el valor de la tensión arterial en los niños a partir de esa edad.

Ya vienen las cartillas amarillas en donde lo piden. Nosotros los pediatras debemos concientizarnos en esa dirección. También hay adolescentes sobre todo niñas que sufren de baja presión arterial; entonces habrá que direccionar esta problemática en nuestro compromiso médico.

Muchas veces un niño viene a la consulta por mareos y dolor de cabeza. En este caso no sólo pensemos en jaquecas o problemas visuales o sinusitis y demás, también indaguemos su pasado patológico.

Un ejemplo sencillo, un niño padece anginas bacterianas recurrentes, debemos los pediatras entre otras cosas pensar en una enfermedad renal porque el riñón se enfermó dado lo recurrente de esas anginas bacterianas las que pueden producir una “leve nefritis estreptocócica” que puede pasar inadvertida y ser el “causal” de hipertensión arterial, este es un ejemplo hay muchos mas.

Debemos cambiar culturalmente nosotros los adultos los hábitos culinarios perniciosos para que nuestros hijos también lo hagan sanamente. Desde bebé se le enseña al niño a no usar la sal o hacerlo, escasísimamente, como así tampoco los alimentos dulces y agridulces , deben hablar y exigirle al pediatra que les suministre una cartilla de buena alimentación de su hijo.

Muchas gracias, Dr. Lalo Lelli.

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