Según los organizadores, alrededor de 10.000 personas participaron de la marcha que partió desde la Plaza del Che, pasó por la Parroquia San Cayetano, donde fueron recibidos y bendecidos por el arzobispo Eduardo Martín, y culminó en el Monumento a la Bandera, con la lectura de un documento y la realización de más de 60 ollas populares.
Hernán Sorrequieta, referente de la UTEP, destacó la magnitud de la movilización: “Es una extraordinaria marcha en Rosario, más de 8 o 9 cuadras. Estamos expresando nuestro total desacuerdo con el modelo económico del gobierno nacional. Esta jornada se está replicando en todo el país”. Además, anunció la presentación en el Concejo Municipal de un proyecto de ordenanza para declarar la emergencia alimentaria, que incluye la creación de un registro de comedores y merenderos, una mesa de diálogo con el municipio, y un fondo para asistencia y mejoras en infraestructura comunitaria.
Por su parte, Lorena Almirón, de ATE Rosario, remarcó: “Estamos exigiendo trabajo digno, salarios por encima de la línea de pobreza, acceso a la vivienda y la alimentación. Hoy enfrentamos las políticas de ajuste del gobierno de Javier Milei, que están dejando sin sustento a miles de familias”. También apuntó contra el gobierno provincial por la propuesta de aumentos salariales semestrales que, según denunció, “consolidan sueldos de miseria”.
La jornada culminó con un acto central en el Monumento a la Bandera y el encendido de decenas de ollas populares que simbolizaron el reclamo por una vida digna y el rechazo a las políticas de ajuste. La movilización también fue un llamado a la unidad de las fuerzas sindicales y sociales para enfrentar la crisis social y económica que atraviesa el país.