Las jugadoras argentinas se vienen preparando para este momento desde hace mucho tiempo, el primer mundial desde que el torneo femenino es profesional en nuestro país. Su debut fue el lunes a la madrugada ante Italia y, a pesar del resultado negativo que mostró el marcador, todo lo logrado hasta ahora es la victoria más importante.

La albiceleste jugó 4 de las 9 ediciones mundialistas que se disputaron hasta el momento (2003, 2007, 2019 y 2023), pero nunca logró ganar un partido. Esto se debe a los largos años de desinterés y desigualdad que sufrieron las mujeres dentro de este deporte.

Tenemos que hacernos cargo, las dejamos solas. Nadie las veía, ellas no jugaban fechas FIFA ni amistosos, ni siquiera tenían camisetas, usaban las que tiraban los varones por lo que tampoco tenían sus apellidos estampados en la espalda.

El fútbol masculino se profesionalizó en 1931 mientras que el femenino en 2019, es decir que llevamos 88 años de atraso. Actualmente, en la LPF los clubes están integrados al 100% por jugadores profesionales, en la rama femenina sólo 5 de 20 equipos tienen más de 20 jugadoras profesionales, con un sueldo mínimo equivalente al de un futbolista de Primera C. Por lo que podemos decir que, en realidad, el femenino es “semiprofesional”.

A pesar de esto, también contamos las buenas y sabemos que el fútbol femenino creció muchísimo gracias a la lucha colectiva de las mujeres. Pero no podemos dejar de decir que queda mucho por recorrer. El camino es este y debemos acompañarlas, no las volvamos a dejar solas.

No le podemos exigir lo mismo que a un futbolista varón, porque los objetivos se establecen según las oportunidades y Estefania Banini no tuvo las mismas oportunidades que Lionel Messi.

Son muchos años de atraso, pero tienen que ser muchos más de crecimiento. Estas pibas nunca la tuvieron fácil, por eso sus victorias valen mucho más.