No se encontraron resultados."Ver jugar a estos chicos te llena los ojos". La frase corresponde a Juan Rodríguez, Director Técnico de Alba de Maciel, luego del partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa Federación, en el que su equipo eliminó, por penales, a Barrio Vila, ambos participantes de la Liga Regional Sanlorencina de Fútbol.

Lo curioso es que Rodríguez no hacía referencia a ninguno de sus futbolistas, sino a Claudio Vivas, el número 8 del conjunto sanlorencino y, quizás, el principal dolor de cabeza que tuvo el elenco tripero en la serie. La suerte no le jugó una buena pasada a Vivas desde los doces pasos. El volante erró su disparo y quedó desconsolado una vez que terminó el cotejo. Y lo primero que hizo Rodríguez cuando terminó el partido fue ir a abrazar a su pesadilla en la tarde de domingo.

Un pequeño gran gesto del fútbol regional que, quizás, nunca será noticia. Esta vez no hubo disturbios, tampoco un récord de expulsados o amonestados; nadie arrojó ningún proyectil desde la tribuna, tampoco se enfrentaron las hinchadas. Fue más bien un clima familiar, aunque con bombos y un lindo colorido.

Bastaron unos pocos policías para contener a los cientos de hinchas locales que se acercaron a la cancha de Alba que, un poco enojados, lanzaron una catarata de insultos al árbitro en el entretiempo. Creían que la expulsión de Franco Varela era injusta. No más que eso.

Los jugadores terminaron abrazados al finalizar el encuentro y cualquiera de los dos hubiese sido un justo ganador. En ningún momento hubo una pierna fuerte de manera desmesurada, siempre se jugó con lealtad, con hombría. Sí hubo lugar para las pisadas, para los caños, para unos lindos remates desde afuera del área, como el de Jorge Jaime que terminó en gol de Vila, o el de Rodrigo Tevez para empatar transitoriamente el encuentro para el tripero.

También se pudieron lucir los arqueros. Nicolás Chiodín (Vila) y Alejandro Morante (Alba), ambos contuvieron un penal en la definición desde los doce pasos, fueron figuras durante los noventa minutos.

Se jugó con el corazón, por la camiseta. Se dejó todo en la cancha, siempre de manera leal, y se brindó un gran espectáculo de fútbol. Nada que envidiarle a nadie. Pero no será noticia.