Segun informó el medio oficial del Vaticano, más de 50.000 personas se presentaron en el Altar de la Confesión en las 24 horas desde que la Basílica del Vaticano se abrió a los fieles el miércoles por la mañana. La Basílica permaneció abierta hasta las 5:30 AM del jueves, cerrando durante una hora y media antes de reabrir a las 7:00 AM.

Debido a la gran cantidad de personas de todo el mundo, muchos tuvieron que esperar entre cuatro y cinco horas para ingresar a la basílica. Cerca de la medianoche, hubo corridas y las filas se desarmaron ante el temor de no poder ingresar a ver al Santo Padre tras horas de espera, por ello extendieron el horario hasta una hora antes de volver a reabrir. 

Durante el dia muchas personas que se encontraron haciendo la fila se descompensaron por el calor y el amontonamiento, lo que fue un factor que derivó en resignación para muchos de abandonar la espera.

Este miércoles se hizo presente la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni. Enlutada con un traje negro, rezó y se mostró conmocionada por la muerte del papa Francisco.

Este jueves y el viernes continuará el velorio durante todo el día y se espera que se sigan acercando miles de files de todas partes del mundo. 

Una de las imágenes más resonantes del día fue la monja amiga del Papa. En pleno desarrollo de la ceremonia de despedida, una escena inesperada y profundamente conmovedora se robó la atención de los presentes. Sor Geneviève Jeanningros, una religiosa de 81 años y sobrina de Léonie Duquet —una de las monjas desaparecidas durante la última dictadura militar en Argentina— se acercó sin autorización al féretro del pontífice argentino.

Vestida con un hábito sencillo, Sor Geneviève y con su mochila a cuestas, permaneció varios minutos en silencio, en oración, con la mirada fija en el rostro del Papa. Su gesto, fuera de protocolo pero lleno de humanidad, emocionó a todos los que presenciaron el momento. Según trascendió, la religiosa mantenía una relación cercana con Francisco desde hace más de cuarenta años.