Según la Academia de Obstetricia y Pediatría de los EE. UU., se han dado a conocer cifras alarmantes sobre las enfermedades infantiles relacionadas con la ingesta de alcohol por parte de las madres durante el embarazo. Existen muchos niños y adolescentes que sufren enfermedades tanto orgánicas como mentales debido al consumo de alcohol por parte de sus madres.

Es importante destacar que no existe una cantidad segura de alcohol que una madre pueda consumir durante el embarazo. Tanto si se bebe en grandes cantidades como en pequeñas, el daño causado es el mismo.

El consumo de alcohol durante el embarazo puede acarrear problemas en el feto, el bebé, el niño y el adolescente. El alcohol afecta más al bebé que a la madre debido a que el metabolismo del bebé es más lento, lo que resulta en una mayor concentración de alcohol en su sangre y un daño más duradero.

Entre los trastornos que pueden presentarse en el niño se encuentran el parto prematuro —la causa más frecuente—, aborto espontáneo, bajo peso al nacer y alteraciones en la forma de la cara. A medida que crecen, pueden experimentar trastornos del comportamiento, déficit de atención, problemas visuales y auditivos, trastornos del habla y del pensamiento, dificultades de aprendizaje, comportamientos agresivos y antisociales, e incluso complicaciones graves como la parálisis cerebral, parto prematuro, aborto espontáneo o muerte fetal.

Es importante tener en cuenta que, si bien las drogas representan un riesgo mayor para estos problemas, el consumo de alcohol está generalizado en la cultura humana. En décadas pasadas, estos problemas eran mínimos debido a que a las mujeres generalmente no les interesaba o no les resultaba atractivo beber alcohol. Sin embargo, en la actualidad, muchas niñas y adolescentes lo hacen debido a que es un fenómeno aceptado por la sociedad. Es fundamental comprender que las niñas y adolescentes

Es fundamental comprender que se debe evitar no solo el vino, sino también la cerveza y otras bebidas con baja concentración de alcohol durante el embarazo. En resumen, una mujer embarazada debe abstenerse completamente de consumir alcohol.

Si una mujer es una bebedora frecuente y tiene planes de quedar embarazada, es imprescindible que acuda a un médico o psicólogo para recibir tratamiento para el alcoholismo antes de concebir. No se debe hacer caso a aquellos que sugieren que se puede beber un poco sin que cause daño, ya que esto es falso. Si una mujer descubre que está embarazada y no lo sabía, debe suspender de inmediato el consumo de alcohol.

Es esencial que una joven y su pareja, si deciden tener un bebé, consulten a un obstetra o pediatra para recibir orientación sobre una alimentación saludable que excluya las bebidas alcohólicas, así como para conocer qué medicamentos deben evitar y la importancia de no automedicarse.