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Solo un aprendizaje sostenido y rutinario podrá evitar males mayores. En realidad son innumerables los causales de tales sinsabores.
Veamos los más frecuentes: de por si el chiquito/a son tremendamente curiosos y mientras los mayores desviamos nuestra atención unos segundos estas personitas actúan raudamente ignorando el peligro que los acecha.

Comencemos al azar; estamos tomando mate, en un santiamén miramos hacia otro lado ( tocan el timbre, suena el celular, etc.) y la criatura derrama el termo del agua caliente, ¿qué hacer? Colocamos la quemadura bajo agua fría aunque sea mineral de la heladera, tiene propiedades anestésicas, además ibuprofeno, si la piel sólo esta roja es una quemadura de 1º grado. No colocar cremas excepto gasa furacinada hasta que lo vea el médico. Para las quemaduras en los ojos “solo agua fría”; luego están las zonas genitales, los pliegues etc., igual echar agua fría.

Otros accidentes como la exploración oral a partir de los 4 meses (algunos antes) posibilita el ingreso de algo extraño a la boca, pero lo que más introduce en su boca el niño son sus manos. Sin embargo a partir de los 8 meses cambian de una mano a otra un objeto, (juguetes su ropa y… ¡cuidado ¡ un trozo de miga de pan o de carne). El niño juega y retiene la comida, sin querer le damos mas, haciendo que el niño almacene la misma hasta que decide tragar todo junto y allí es donde se ¡atraganta!

Peor cuando el bebe gatea o comienza a caminar explora todo y se lleva de todo a la boca incluso bichos, tierra (en general no ocurre nada indeseable en estos casos), mas de una vez el niño se comió un bicho y ni te enteraste.

En nuestra cultura es frecuente que mamá o la abuela o la niñera (debe ser una mujer mayor y no una adolescente), coloquen al niño en un corralito o en la cama con el hermano mayor y lo dejan jugando con un collar de fantasía o similar con pelotitas o bolitas; lo primero que hace el pequeño es llevárselos a la boca, algunos lo tragan y no pasa nada, otros se broncoaspiran poniendo en peligro su vida.

Lo que más se han encontrado en las autopsias de niños fallecidos son bolitas de utilería, ojos de muñecos, porotitos, trozos de telgopor, carozos y cuentas de un rosario o trozo de carne que le suministró el hermano.

Lo que debemos hacer de ocurrir un ahogo y sabemos que fue un cuerpo extraño y ya el niño está morado es apretar fuertemente el abdomen y/o colocarlo colgándolo cabeza abajo golpeándole la espalda.

Cuando se broncoaspiran con catarro, agua, leche, o sopa, etc., sólo basta con doblarle el cuello regularmente para uno y otro lado.

No le demos monedas para jugar, seguro se la llevan a la boca. Cuando el niño crece y llega a la altura de la mesa o la cocina, arrasa con su mano todo lo que encuentra, es decir, tenedor, cuchillo, voltea un termo, toma una aguja perdida, botones, pinzas, clavos, martillos, etc., por lo que debemos tener mucho cuidado. Debido a que ellos son muy rápidos, mientras cocinamos debemos colocar los utensilios que usamos en las hornallas “posteriores” o los mangos para atrás. Cuidado cuando cocinas un alimento al horno, la manivela o la puerta del mismo quema! Allí la quemadura le producen llagas o ampollas (muy dolorosas) Colocarlos bajo agua fría.

Frecuentemente los niños”son muy observadores”, se comen accidentalmente las pastillas anticonceptivas de mamá, quienes tienen por costumbre dejarlas en la mesita de luz (ellas mismas me lo cuentan).
Los anticonceptivos en cantidades producen edema cerebral y convulsiones.
Los alimentos balanceados de las mascotas en “granos” son ricos para los chiquitos; que lo ingieran no les hace nada, pero si lo introducen en el oído o la nariz, hay riesgo de broncoaspiración. Además “todos los medicamentos deben estar bajo llave”.

Por: Dr. Lalo A. Lelli