El proceso judicial de salvataje de Vicentin sumó esta semana un capítulo crucial con la inscripción formal de nueve empresas en el registro dispuesto por el juez civil y comercial de Reconquista, Fabián Lorenzini. Se trata de una etapa clave dentro del cram down, la herramienta legal que podría evitar la quiebra de la histórica agroexportadora nacida en Avellaneda, Santa Fe.
Entre las compañías anotadas figuran pesos pesados del sector como Molinos Agro, Bunge, Viterra y la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), además de Commodities SA, Bioenergías Agropecuarias SA, Barbero Cereales SAU, Yabitel SA y la Unión Agrícola de Avellaneda.
La inscripción, que se habilitó entre el 30 de junio y el 4 de julio, es un requisito excluyente para participar del llamado “período de concurrencia”, durante el cual las firmas interesadas podrán acceder a la documentación contable y presentar propuestas concretas de rescate.
“La inscripción será requisito excluyente para la posterior participación del período de concurrencia”, subrayó Lorenzini en su resolución.
Entre los inscriptos se destacan nombres con historia vinculada a Vicentin. Molinos Agro, por ejemplo, compartió años atrás la sociedad Renova en Timbúes con la concursada y con Glencore (actual Viterra), y su regreso reaviva expectativas de continuidad productiva y preservación del empleo en la región.
Commodities SA, principal acreedor comercial de Vicentin, también confirmó su interés. Desde el inicio del concurso ha mostrado intenciones de quedarse con parte sustancial de los activos del grupo.
El proceso de cram down se activó luego del rechazo judicial al acuerdo de pagos que Vicentin había propuesto a sus acreedores, y marca una instancia excepcional dentro del concurso preventivo, habilitando la posibilidad de que un tercero tome el control de la empresa con el respaldo de la mayoría de los acreedores.
Mientras tanto, el contexto macro juega a favor: según cifras oficiales, en junio el sector agroexportador liquidó casi 4.000 millones de dólares, un 87% más que en el mismo mes de 2024. Una coyuntura favorable que podría acelerar la posibilidad de un rescate viable para uno de los casos más emblemáticos del empresariado argentino reciente.