Oratorio Morante es un paraje de aproximadamente 80 habitantes, en el departamento Constitución de la provincia de Santa Fe. Sus rincones despiertan la historia argentina: en sus tierras descansan los restos de los soldados que pelearon en la batalla de Pavón, fue posta de descanso de San Martín y Belgrano y a 2km del lugar fue fusilado el gobernador santafesino Domingo Cullen.

“Visite Oratorio Morante, donde conviven la historia y la naturaleza”, reza un cartel a la vera de la ruta.

En 1750, don Juan de Pereda y Morante recibió por méritos militares una franja de tierra que iba del Arroyo del Medio al Pavón, y formó una estancia. Su esposa, doña Antonia del Pozo y Jiménez de Pereda y Morante, hizo construir allí un oratorio dedicado a Nuestra Señora de los Remedios, donde las mujeres se reunían para rezar novenas.



En 1770 fue construido el edificio actual, y alrededor de éste surgió el pueblo. La pequeña capilla fue refaccionada en 1826, en 1862 y en 1902. Todavía conserva sus rasgos originales, típicos de la arquitectura española de la época. Cada 8 de septiembre se celebra a la Virgen de los Remedios, santa patrona del pueblo.

Este pequeño poblado guarda entre sus rincones, grandes marcas de la historia argentina. Fue testigo de hechos decisivos para la formación de la nación. Fue refugio para los ejércitos, Manuel Belgrano pasó con su ejército a rezar a la virgen de los Remedios antes de dirigirse a Rosario, donde se izó por primera vez la bandera nacional. Un año después, el General José de San Martín hizo lo mismo antes del Combate de San Lorenzo.



Según historiadores, tropas de los ejércitos que lucharon en la Batalla de Pavón descansaron cerca del oratorio. Hoy hay un pequeño cementerio con paredes de ladrillos, donde descansan los restos de soldados caídos en la Batalla, que ocurrió aquel 17 de septiembre de 1861.

Un paisaje semi vacío, como sus calles, que a veces se ven interrumpidas por algún tractor o maquinaria agrícola. La tranquilidad es absoluta. Los campos de cereales y legumbres rodean el poblado, y sus tierras, que guardan secretos históricos, son el testigo mudo de lo que sucedió hace dos siglos atrás.

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Ph: Guido Díaz Quilici - Julieta Luz Carnevale