Este año abre una nueva oportunidad para que la política influya en las acciones empresariales que esperan y auguran un cambio hacia la derecha en la conducción del gobierno nacional. Es que sin pelos en la lengua, el sector del macrismo anunció la clara intención de avanzar con una flexibilización laboral, junto a la reducción del Estado y la privatización de empresas estatales.

Con la figura agotada de Alberto Fernández, intentando sobrellevar sus discusiones internas con Cristina Fernández de Kirchner y La Cámpora, los gremios nacionales elevaron la figura del súper ministro Sergio Massa como candidato natural.

Así lo hizo el camionero Pablo Moyano, quien consideró que el tigrense será candidato presidencial, aunque no descartó las chances del presidente ni las del embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli.

En este contexto, los empresarios se reagrupan y discuten cómo llegar a las elecciones y qué se necesita para alcanzar la “reforma laboral” en el Congreso de la Nación.

Once despidos en la región

Los despidos ocurridos durante la semana pasada se concentraron en el Cordón Industrial y encendieron las alarmas en 3 gremios diferentes, que no pertenecen a ninguna organización en común. Se trata del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros, la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga de la República Argentina y el Sindicato del Personal de Industrias Químicas de San Lorenzo.

Para las organizaciones gremiales hay una clara intención de ir tomando nota del termómetro sindical luego de la renovación de dirigentes gremiales y prepararse para un cambio de la política nacional.

Cabe destacar que la fuerza policial intentó desalojar dos protestas y manifestaciones frente a las empresas con trabajadores cesanteados. Esto generó momentos de mucha tensión para los trabajadores.

“No vamos a renunciar a nuestros derechos a reclamar”, gritaron los sindicalistas en la cara de la policía.

Ante este panorama, empieza a reflotar en el ambiente sindical de la región la necesidad de actuar en unidad y con solidaridad entre los distintos gremios para fortalecer el músculo de acción en caso de conflictos. Y necesariamente reaparece nuevamente la necesidad de la normalización de la CGT regional, como espacio que pueda aglutinar y contener a todos los actores gremiales y coordinar los pasos a seguir ante eventuales despidos, por ejemplo.

El año pasado hubo un intento de reflotar el confederal local, pero no terminó de consolidarse del todo. Habrá que ver si este nuevo contexto empuja a los gremios a la normalización definitiva de la CGT Regional.