Cada vez es más frecuente escuchar acerca de estafas a través de WhatsApp, pero ¿qué rol cumplen los fiscales del Ministerio Público de la Acusación (MPA) ante este tipo de delitos? La región está viviendo una verdadera ola de ciberdelitos, en los que hackers vulneran cuentas de WhatsApp y, suplantando la identidad de personas o negocios, engañan a amigos, familiares o clientes para que realicen pagos, transferencias o incluso préstamos que terminan en manos de los estafadores.
El caso reciente de una casa de empanadas en Capitán Bermúdez, es un claro ejemplo de esta modalidad. Un joven,
al compartir en su cuenta de Twitter/X su experiencia con el intento de estafa, expuso cómo el delincuente, con una frialdad increíble, confesó haber recaudado más de 800 mil pesos en solo cinco horas. Esto deja en evidencia la magnitud del problema y el grado de sofisticación de los métodos que usan estos delincuentes para vaciar cuentas en tiempo récord.
¿Investigaciones de oficio? Bien, gracias
A pesar de la gravedad y el aumento de estos casos, resulta llamativo que el MPA no actúe de oficio para investigar estas estafas. La falta de acción para rastrear el destino del dinero robado y encontrar a los responsables genera un malestar en las víctimas y en la comunidad en general.
Los fiscales parecen evadir la responsabilidad de darle trazabilidad al dinero robado, rastrear las cuentas donde se realizan las transacciones y buscar una respuesta efectiva contra estos ataques. Mientras tanto, los delincuentes continúan recaudando sumas millonarias impunemente.
¿Cómo operan los ciberdelincuentes?
La modalidad es relativamente sencilla: una vez que logran hackear una cuenta de WhatsApp pidiendo un código en general a través de una llamada telefónica, los estafadores se hacen pasar por el titular y empiezan a contactar a sus familiares, amigos o clientes.
Bajo pretextos falsos y en tono de urgencia, solicitan transferencias de dinero o préstamos. Generalmente, estos fondos van a parar a cuentas “mulas”, es decir, cuentas bancarias abiertas con documentos de terceros, muchas veces personas que prestan su identidad por un pago ínfimo o sin saber para qué se utilizarán.
A partir de ahí, el dinero se dispersa rápidamente a otras cuentas, complicando su rastreo. Esta práctica hace que se diluyan los rastros y que la plata desaparezca en cuestión de minutos, aprovechando la lentitud en los sistemas de alerta bancarios y la falta de acción proactiva de las autoridades judiciales.
Este tipo de fraudes no solo afecta a las víctimas directas, sino que empieza a generar desconfianza en los ciudadanos a la hora de hacer compras online o realizar pagos digitales. Muchos clientes ahora se sienten inseguros, ya que no existen garantías reales de respaldo al dinero pagado en buena fe y que, en cuestión de minutos, puede quedar atrapado en redes delictivas.
Sin una respuesta efectiva de los fiscales ni un marco de seguridad financiera claro, el comercio digital se ve perjudicado: cada vez más personas dudan antes de transferir fondos a cuentas desconocidas, lo que debilita la confianza en el comercio virtual, afecta las ventas y genera pérdidas a comercios legítimos.
¿Cómo evitar ser víctima de estas estafas?
* Activá la verificación en dos pasos de WhatsApp: Este es un método simple y efectivo que te permitirá agregar una capa extra de seguridad. Podés hacerlo en Configuración > Cuenta > Verificación en dos pasos.
* No abras enlaces desconocidos o dudosos: Los estafadores suelen enviar links que parecen legítimos, pero al hacer clic, pueden robarte información o infectar tu dispositivo.
* No compartas códigos de seguridad: Los códigos que llegan por SMS son personales y jamás deberían ser compartidos, ni siquiera con alguien que se identifique como “soporte técnico” o “personal de WhatsApp”.
* Desconfiá de pedidos de dinero urgentes: Si recibís un mensaje de un amigo o familiar pidiendo plata, intentá llamarlo antes de enviar cualquier transferencia. Muchas veces, un breve llamado puede ahorrarte una estafa.
* Educación y difusión: Es fundamental que cada vez más personas estén al tanto de esta modalidad para no caer en la trampa. La información y la prevención son, por ahora, las mejores defensas.