En la jornada de ayer miércoles, el gobierno de la Provincia de Santa Fe licitó la
compra de 100 pistolas taser y otras 100 de dióxido de carbono para la Policía de Santa Fe y el Servicio Penitenciario. Estas armas son de
baja letalidad, es decir que, a diferencia de las armas 9mm, tienen pocas probabilidades de causar la muerte o lesiones graves en la persona que recibe el impacto, pero permiten igualmente reducirla.
Según precisó el Ministro de Justicia y Seguridad de la Provincia, Pablo Cococcioni, este tipo de herramientas podrían ser utilizadas en situaciones como: tomas de rehenes; hechos de violencia de género y agresiones provocadas por personas bajo efectos del alcohol, estupefacientes o “en un estado emocional que les impida contener sus impulsos agresivos”.
En ese sentido, ejemplificó: “viniendo del servicio penitenciario como es mi caso, un ejemplo podría ser una situación de toma de rehenes: se puede resolver en 24 horas o en 24 segundos, todo depende de si tenemos las herramientas. Puede ser un día de negociaciones con riesgo para los civiles, para las visitas, para el personal, para los funcionarios o puede resolverse por la vía táctica con estas herramientas en muy poco tiempo y a un mínimo costo humano”.
Además, resaltó que ya se encuentran “trabajando en un decreto que protocoliza el uso progresivo de la fuerza, considerando estos nuevos elementos para que el oficial policial o penitenciario que va a utilizarlo, tenga plena certeza de que está cumpliendo con las normas, de que no va a tener ningún tipo de problema y va a estar resguardada su integridad jurídica si sigue el protocolo que se le indica”.
Cómo funcionan
La pistola de electroshock -también llamada Taser- al ser disparada lanza dardos que se enganchan en la ropa del agresor, estos están conectados a alambres que son alimentados por una batería recargable dentro del mismo dispositivo. Los dardos, al interceptar a la persona, trasladan una carga eléctrica que genera una parálisis muscular momentánea en el cuerpo de quien recibe el impacto, sin provocar lesiones graves y permitiendo que el personal de seguridad pueda reducirlo.
En tanto, las pistolas a base de dióxido de carbono disparan proyectiles cinéticos, es decir municiones compuestas por un polímero que puede ser hueco o relleno de una sustancia irritante. Estos proyectiles, al impactar, pueden causar dolor, desorientación o efectos químicos como irritación ocular y dificultad respiratoria, dependiendo de su carga, sin ser letales en condiciones normales de uso.