El foco del enfrentamiento fue un pedido de informes que Winkler realizó sobre la turbidez del agua potable en la ciudad, aprovechando un infortunio en la planta potabilizadora que paralizó la producción tras el derrame de agua de Sentina de un buque en el muelle de Vicentín. Sin embargo, el cuestionamiento de Lardone no se centró en la problemática del agua, sino en la oportunidad y relevancia del pedido de informes, dejando en evidencia la falta de contundencia en el trabajo del concejal.
En un extenso posteo en sus redes sociales, Lardone expresó duras críticas hacia Winkler, calificando su labor como insuficiente y poco productiva. "Menos mal que los vecinos de Beltrán no vivimos de las soluciones que brinda este concejal", comenzaba su descargo, subrayando que el pedido de informes sobre la calidad del agua era tardío y, en sus palabras, irrelevante. Lardone continuó con una fuerte ironía al señalar que “si usted, señor concejal, trabajase un poco más por la ciudad de la que cobra su dieta, sabría que se está trabajando”, haciendo referencia a los trabajos de purga que, según él, ya eran conocidos por los vecinos.
El enfrentamiento en las redes sociales deja al descubierto una problemática más profunda en la política local: la falta de proyectos de verdadero impacto y la recurrencia de la clase política a la presencia en plataformas digitales con cualquier excusa y como sustituto del trabajo concreto.
En este caso, Lardone se aprovecha de la limitada iniciativa de Winkler para atacar, pero lo hace desde una postura igualmente vacía. No se trata de una crítica constructiva o de una propuesta superadora, sino de un ataque personal que busca sumar puntos en la opinión pública.
Winkler, por su parte, intentó tomar una preocupación vecinal y elevarla al Concejo. Si bien su pedido de informes puede haber llegado tarde o no haber sido la respuesta más rápida, Lardone pierde la oportunidad de transformar la crítica en algo productivo. En lugar de proponer soluciones o ampliar la discusión a temas de fondo, como la inversión en infraestructura o la mejora de los sistemas de comunicación sobre problemas locales, su respuesta se centra en la descalificación personal y la crítica al trabajo del concejal sin ofrecer alternativas reales.
Este tipo de cruces resaltan la falta de creatividad y compromiso en la política local. La ciudadanía de Fray Luis Beltrán merece más que simples ataques en redes sociales entre sus representantes o aspirantes a serlo. Tanto Winkler como Lardone, más allá de sus diferencias políticas, deberían estar enfocados en generar proyectos sólidos que beneficien a la comunidad en lugar de caer en disputas que, a fin de cuentas, no solucionan los problemas reales de la ciudad.