La República Argentina y su sistema democrático directo de elección de titulares del poder Ejecutivo continúa mostrando un decrecimiento en su porcentaje de participación del padrón electoral,
respondiendo a una tendencia histórica que comenzó en los 90.
El porcentaje de participantes de estas elecciones fueron del 77%, que si se compara con las Generales del 2019, es un 3% menor que en aquella instancia.
Desde la vuelta de la democracia en
1983, el porcentaje de participación fue disminuyendo gradualmente. 85% fue el porcentaje de participación en aquel entonces, cuando Raúl Alfonsin se impuso con el 51% de los votos por sobre Ítalo Luder.
El mismo porcentaje se mantuvo en las elecciones presidenciales de
1989, cuando Carlos Saúl Menem se impuso con el 47% sobre Eduardo Angelóz.
Luego, comenzó el decrecimiento de la participación, que bajó a un 82% en el
95 (reelección de Menem con el 49% de los votos), se mantuvo en las presidenciales del
99, cuando Fernando de La Rua se impuso sobre Eduardo Duhalde con un 48%, y descendió para el
2003, donde sólo votó el 78% del padrón (resultaron ganadores Menem y Néstor Kirchner, debiendo haber un balotaje en donde el riojano decidió no participar y quedó como ganador el santacruceño).
Para el
2007, Cristina Fernández de Kirchner resultó ganadora de unos comicios donde participó el 76% del padrón, en tanto que para su reelección en
2011, y la instalación de las PASO, por primera vez desde el regreso de la democracia la tendencia decreciente se rompió: hubo 78% de participación en las primarias y 79% en las generales.
En
2015 hubo tres instancias: PASO con un 74% de participación, en donde se empezó a notar el “desinterés” de la participación en estas instancias, un 81% en las generales y un 80% en el balotaje entre Mauricio Macri y Daniel Scioli.
Para el
2019, la participación volvió a su piso histórico de los últimos 40 años en las PASO, y luego Alberto Fernández fue elegido con una participación del 80% en las generales.