En julio comienza el Mundial Femenino que se disputará en Australia-Nueva Zelanda, el mismo se realizará desde el 20 de julio hasta el 20 de agosto.

En la previa del evento mundial, periodistas le preguntaron a la defensora de la Selección Argentina, Aldana Cometti, qué esperaba de parte de los medios de comunicación.

Ante esto, su respuesta fue: "Si nosotras no salimos en la televisión o ustedes como medios no comunican sobre el fútbol femenino, mucha gente no puede verlo. Muchas niñas no pueden elegir jugar al fútbol porque no lo ven, porque no saben que existe. Entonces mi pedido es que vayan, que lo sigan promocionando, que las niñas y mujeres puedan jugar al fútbol, que puedan soñar con jugar en un mundial, que puedan soñar con jugar un olímpico. Estamos nosotras hoy acá para ser, un poco, representantes de eso”.

Si hay una actividad deportiva que refleja la brecha entre el hombre y la mujer, es la práctica del fútbol. Es que históricamente, el fútbol siempre fue asunto de varones. Más allá de que las jugadoras demostraron grandes logros dentro y fuera del país, todavia luchan con el peso del machismo, la discriminación, la desigualdad y la exclusión.

Este será el primer mundial, luego de 9 copas, en el que todas las jugadoras albicelestes cobren un sueldo, fruto de una larga y costosa lucha femenina. Además, esta es la primera copa del mundo que contará con un récord de asistencias, con un millón de entradas vendidas.

A pesar de estos grandes avances, las futbolistas siguen luchando para que los medios y el ambiente futbolero visibilicen el arduo trabajo. Los partidos que se transmiten pueden convocar a un público masivo.

Un trabajo en un marco de equidad de parte de los medios de comunicación ayuda a que la pelota ruede en igualdad de género, que el deporte siempre sea inclusivo. Luego, la pasión por el deporte hace lo suyo, con la redonda como excusa y los sueños como destinos colectivos, donde la separación de género quede afuera de la línea de cal.