No se encontraron resultados.El hecho de que sean los últimos meses del año, nos genera el apuro de intentar hacer todo lo que “deberíamos” antes de que acabe. Entonces nos enchufamos a 220 y parece que nuestros día tienen doce horas. Al contrario de lo que sucede realmente. El sentido común nos dice que los días se alargan porque se aproxima el verano. Pero como siempre el ser humano vive a contracorriente. Y me hace pensar que tan mal acostumbrados estamos a la impaciencia y la inmediatez absoluta. La sopa quick, el café instantáneo, el simple y mágico aparatito para hacer ejercicio sin mover un músculo “rápido y fácil”. Todo lo que implique resultados a largo plazo se desmerece, porque a nadie le gusta esperar, la paciencia carece de adeptos.Vivimos en la sociedad de “los sin tiempo” en la cual la vida es una vertiginosa carrera contra el tiempo.

Sería bueno que todos pudiéramos hacer una pausa al menos una vez al día y observar que pasa a nuestro alrededor si caminamos más lento, si disfrutamos de lo que va sucediendo, si apreciamos los detalles. Deberíamos aprender a gestionar mejor nuestro tiempo. Si seguimos corriendo lo único que logramos es cansarnos más, terminar agotados el día, no descansar nada para levantarnos al día siguiente y seguir corriendo como atletas.

Aprendamos que el tiempo no es un recurso renovable. Que este instante un segundo después ya es pasado y que debemos disfrutarlo porque siempre está un paso adelante… No podemos crear tiempo, pero podemos usarlo bien.


Agustina Sola