El exacerbado desprecio por la vida que mostró el joven que asesinó a dos mujeres al perder el control de su auto a la salida del túnel Illia es uno de los males de estos tiempos en donde cierta parte de la juventud escapa a las responsabilidades y no muestra un mínimo atisbo por el bienestar común, pero esto no deja de lado a necesidad de que Rosario incremente sus controles de tránsito.
Solo transitar una parte de avenida Circunvalación muestra a las claras cómo por la ciudad transitan autos sin luces, camiones y autos en exceso de velocidad permitida, y motos sin luces o chapapatente, con dos o tres personas arriba.
Pero en las arterias principales de la ciudad, el trágico hecho muestra las gravísimas consecuencias que la conducción imprudente puede provocar.
El intendente Pablo Javkin publicó el lunes un video siguiendo el recorrido del Peugeot 206 minutos antes del accidente. Las imágenes lo toman primero en Ayacucho y Arijón, aproximadamente una hora previa al fatídico hecho.
Al día siguiente, la Fiscalía deja en evidencia al intendente, mostrando los resultados del análisis de alcoholemia del joven detenido, los cuales dieron positivo. Es decir, Agustín López Gagliasso circuló, a velocidad normal pero luego de haber tomado alcohol, durante al menos 100 cuadras, muchas de ellas por avenidas principales.
Nada de esto excede las responsabilidades individuales de un joven que, presuntamente tras un altercado con un motociclista, realizó una maniobra sumamente imprudente y peligrosa que derivó en una tragedia incalificable. El punto aquí es que los problemas de tránsito que evidencia Rosario no están siendo combatidos, afrontados o saneados con controles recurrentes a los automovilistas.
Cabe destacar que la moto involucrada no tenía chapa patente visible, algo recurrente entre este tipo de rodados y que rara vez suele sancionarse.
Más aún, si el intendente expresó anteriormente su total adhesión a normativas como el alcohol cero al volante, normativa que desde ya que tiene su justificativo ético y moral, corroborado por los gravísimos casos ocurridos años atrás, debería impulsar mayores controles vehiculares si quiere garantizar que esta medida se cumpla y tenga los efectos reales buscados por los familiares.
Son necesarios más efectivos en las calles antes que cámaras de fotomultas, porque el mismo caso demuestra que las infracciones son meras cuentas a pagar más que medidas con efectos reales sobre el tránsito y los problemas que conllevan.
La Justicia, ahora, buscará una pena ejemplar para este joven tras un doble crimen aberrante, que también será disparador para cambiar las carátulas de los homicidios en accidentes de tránsito. Pero si no se avanzan en medidas preventivas, se seguirán lamentando víctimas y repasando errores que permitieron este tipo de situaciones.
Rosario necesita incrementar los controles vehiculares y mostrar mayor presencia del Estado en las calles para evitar este tipo de situaciones. Sino, todo discurso en favor de mayores penas o en adhesión a normativas como el alcohol cero son simples y patéticos discursos demagógicos.