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Decidí poner en tela de juicio esta vez, otro valor sumamente cuestionado en nuestros días, “La Responsabilidad”.
Cuando se dice que alguien es responsable, enseguida relacionamos esa etiqueta con su capacidad de proceder, haciéndose cargo de sus decisiones y aceptando las consecuencias de sus actos.
La responsabilidad es sin dudas una obligación de carácter moral y hasta legal, requerida para relacionarse de manera efectiva con el resto.
Todos sabemos que cumplir con las responsabilidades no es tarea sencilla. Desde pequeños nos enseñaron que requiere esfuerzo, conciencia y respeto hacia los demás.
Pero el mundo está sufriendo el “síndrome de la evasión”. La gente inventa las más variadas excusas y justificaciones, para no hacerse cargo de sus deberes. El egoísmo y la ambición, los llevan a perseguir resultados, sin tener en cuenta las consecuencias que esto tiene para los que los rodean. A veces también el miedo a la burla hace que los individuos actúen en contra de lo que es realmente correcto.
En mi opinión la irresponsabilidad es la copa del árbol, pero tiene raíz, en el mal uso de la libertad.
Hay una canción de sabina que dice “por la autopista de la libertad nadie se atreve a conducir sin cadenas”. Creo que las personas, en la actualidad estamos desafiando esta frase, y cruzando límites que no deberíamos. Mientras tanto el compromiso social está quedando en último plano.
La libertad es como la caja de pandora, genera mucha intriga y curiosidad, sabemos que está llena de sorpresas, pero no sabemos qué clases de cosas guarda en ella. Es por eso que de vez en cuando en vez de abrir apenas la caja de nuestra libertad, la abrimos completa, de par en par. Y sin tener consideración, actuamos como Pandora, dejando de lado el análisis de las consecuencias de nuestros actos, sabiendo que los resultados pueden ser buenos, pero también nos pueden hacer sufrir y dañar a los demás.