No se encontraron resultados.El Ministro de Planificación Federal Julio De Vido anunció con bombos y platillos un plan de 333 obras para Intendentes y Presidente Comunales justicialistas de la provincia de Santa Fe, que según él, son discriminados por la Casa Gris por sus condición de peronistas(ver en página 3). Se le podría comentar al funcionario nacional, por ejemplo, que el Gobernador Antonio Bonfatti estuvo días atrás presente en Fray Luis Beltrán, ciudad beneficiada con este anuncio por tener un Intendente del partido del General, para inaugurar la remodelación y ampliación de una escuela. Pero la idea de
estas líneas no es defender a ningún dirigente político.

¿Con qué moral De Vido trata de Gobierno Discriminador a la gestión de Bonfatti cuándo su plan de obras sólo está dirigido a los adherentes del Proyecto que encabeza la Presidente de la Nación Cristina Fernández? Habría que comentarle que, por ejemplo, en Capitán Bermúdez, ciudad que actualmente gobierna un Intendente del Frente Progresista Cívico y Social, en las elecciones nacionales los ciudadanos se inclinaron y apostaron a este proyecto de la Presidente. Allí
están los verdaderos discriminados de siempre, los vecinos de a pie.

Aunque en este caso se ve claramente la discriminación que ejerce el Gobierno Nacional sobre las localidades que no son afines, probablemente agravado por ser este un año electoral, esto se repite una y otra vez en los distintos sectores de gestión, sea en una provincia o en un municipio. Quizás lo más preocupante de esto sea que esté naturalizado dentro de la sociedad, es algo normal. Ya no se ve como algo malo, simplemente existe la resignación a que eso suceda.

Es una muestra más de bajeza política de la clase dirigencial que maneja los hilos de nuestra vida día a día, aunque obviamente tampoco hay que generalizar, siempre hay buenos y malos dirigentes. Pero la realidad es que en el medio de las pujas políticas están los que realmente son siempre los discriminados, aquellos que luego van a las urnas. Pero son también los ciudadanos los que deben decidir si se cruzan de brazos o intentan, tarea nada fácil, modificar esta mala costumbre de la política de nuestro país.