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viernes, 20 septiembre 2013 | Opinión

Nadie está exento

Nota Editorial, a dos años de la desaparición de Paula Perassi, a siete de la de Jorge Julio López.
Nadie está exento No se encontraron resultados.Pensar en la desaparición de una persona es algo muy complejo, pensar en que una persona desaparezca dos veces lo es aun mucho más, pero puede ocurrir. Fe de ello podrán dar los familiares de Jorge Julio López, que no sólo tuvo que padecer los delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico – militar, cuando estuvo secuestrado y desaparecido durante dos años y medios, sino que volvió a desaparecer hace 7 años, el 18 de septiembre del 2006 en La Plata. La democracia tenía a su primer desaparecido.

En el mismo día en que su verdugo, Miguel Osvaldo Etchecolatz, estaba siendo juzgado por los delitos cometidos contra su persona y sus compañeros, López pasaba nuevamente a estar en la condición más compleja e inexplicable de la vida humana: la del desaparecido. Las viejas estructuras aun vigentes del sistema represor de la década del 70 hicieron uso de sus artimañas para “ocultar” a un testigo clave, para invocar nuevamente el miedo.

El mismo día, pero cinco años después, desaparecía en la ciudad de San Lorenzo Paula Perassi, una joven de 34 años, madre de dos niños. Su marido la despidió de su casa a las 21:30 de ese domingo 18 de septiembre del 2011 y nunca más se supo nada de ella. Parecen dos hechos completamente aislados que transitan caminos paralelos, pero en algún tramo se terminan uniendo: en la impunidad.

Este miércoles se cumplieron dos años de que la justicia permitió que alguien, posiblemente con poder y dinero pueda romper el amor, la calma y la infancia de dos niños que crecerán sin su madre, sin la imagen y el sentimiento de resguardo que todos, o la mayoría de los afortunados, tuvimos alguna vez.

Por suerte para esos niños está Alberto Perassi, un hombre de acero, totalmente templado por el dolor y la angustia del arrebato que hizo de su vida una pena del día a día. En sus ojos, el brillo de las lágrimas se ocultan detrás de una muestra la esperanza; en su corazón, un duelo que no se puede terminar, y en su sangre, la fuerza de un tigre para seguir con esta lucha que todos debemos comprender, apoyar y perseguir, para que nunca más ocurra otra desaparición en plena democracia.

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