No se encontraron resultados.Por Rubén Baluja

El martes 24 de marzo se cumplieron 39 años del golpe de estado cívico militar de 1976, instituido años atrás como el Día de la Memoria, dio pie a numerosos actos, en todo el país y por supuesto también en la región, donde existieron desaparecidos a manos del terrorismo de Estado, instaurado por la dictadura. Un recuerdo necesario para que las generaciones posteriores que no conocieron la dictadura, que nacieron y viven en Democracia, tengan siempre presente que Nunca Mas, se instale una dictadura, ni un terrorismo de estado.

En la noche del 16 de febrero de 1976 los líderes de la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias, APEGE lucían exultantes. Bajo el gobierno de Isabel Perón, en un país grotesco y vertiginoso, ellos habían conseguido un oasis de silencio y de quietud con un formidable lock-out patronal que había detenido hasta el vuelo de los pájaros. Sería ese el anticipo de una paz más intensa y más terrible: la que se instalaría días después, el 24 de marzo del mismo año, con el golpe de las Fuerzas Armadas encabezadas por el entonces general Jorge Rafael Videla.

Lo que llego después fue un plan sistemático de secuestros, torturas, vejaciones, ejecuciones sumarias, asesinato de intelectuales, maestros obreros, estudiantes, escritores, militantes sociales, el saqueo de bienes y propiedades, el robo de bebes, que configuraron el Terrosismo de Estado mas sangriento de la historia del país.

Una visión vertida durante el juicio a las Juntas, bastante objetiva, es la de Julio Strasera, el fiscal del juicio, que en una entrevista declaraba “. . . Se demostró que acá no hubo una guerra, sino una cacería de conejos. Esto es fundamental, porque acá se habla de una guerra, pero no hay que olvidar que nosotros juzgamos el periodo 1976-1983, y si se puede hablar de guerra, ésta terminó en 1975 con el intento de copamiento del Batallón de logística “Viejo Bueno”, del cuartel de Monte Chingolo; donde según propias informaciones militares, el poderío de la subversión estaba totalmente desarticulado. De ahí en más, lo único que hubo fue una cacería de conejos. Y esto existió y se vio como”.

Numerosos documentos como el Acta Secreta Nº 14 del proceso militar exponen el estrecho vinculo de Clarin y La Nación con la junta Militar, y los negociados que incrementaron el patrimonio de esos poderosos multimedios, así como el vertiginoso crecimiento patrimonial de diversas y renombradas empresas nacionales e internacionales radicadas en el país durante la dictadura, que les permitió conformar un grupo de poder que presiono, a cuanto gobierno democrático hubo desde la vuelta de la democracia.

Hoy es necesaria la memoria, paralelamente al terrorismo de Estado las corporaciones mediáticas y empresarias que hoy enfrentan al gobierno nacional, son las mismas que apoyaron el golpe de Estado de 1976, acompañaron a la dictadura, se enriquecieron, coronaron su participación golpista con la incorporación de sus millonarios pasivos en dólares como parte de la deuda externa del país, una infame maniobra a cargo de Domingo Cabalo, cuando este actuaba en el Banco Central.

En esta fecha, en que vivimos en una democracia, imperfecta, pero donde existe la libertad de expresión, donde los trabajadores pueden discutir libremente sus paritarias y otros muchos derechos están vigentes, los que no existían en la dictadura, no debemos, ni podemos, olvidar a las víctimas de la dictadura y el terrorismo de Estado, para que se haga carne en todas las generaciones ese frase emblemática del Nunca Más, y convencernos que no hay mejor sistema que la democracia, aun con sus vicios y defectos. Aun hoy, 39 años después, existen resabios de la dictadura en la Justicia y en la política, así como existen los mismos grupos y corporaciones que fueron participes de cuanto golpe militar hubo en nuestro país, en los últimos 100 años y hoy juegan a al política con lobos disfrazados de ovejas.