No se encontraron resultados.Los graves momentos económicos que atravesó nuestro país, sobretodo luego de la década menemista y la apuesta al neoliberalismo, transformó, lamentablemente, a los colegios en comedores. Miles de chicos se acercan todos días a los establecimientos educativos públicos, no con el objetivo de estudiar, sino con la esperanza de recibir una copa de leche y un almuerzo, que quizás sea lo único que pueda ingerir durante la jornada.

En algún momento los comedores escolares eran considerados “termómetros de la pobreza”. Más allá del crecimiento económico del país durante los últimos años y pese a los anuncios de los bajos niveles de pobreza que tenemos hoy en el territorio nacional, una gran cantidad de niños sobreviven gracias al aporte de los comedores.

En la provincia de Santa Fe la cuota diaria por niño es de 80 centavos para la copa de leche y de $2,35 para la comida. Con ese dinero, teniendo en cuenta la inflación con la que convivimos a diario, la calidad y la cantidad de las raciones sufren un deterioro permanente.

Los trabajadores de la Cocina Centralizada de Granadero Baigorria, lugar donde se realizan cerca de 15 mil raciones diarias que se distribuyen en más de 90 escuelas de Rosario, Granadero Baigorria, Capitán Bermúdez, San Lorenzo y Ricardone, volvieron a reclamar esta semana por las malas condiciones de higiene que hay en el lugar donde cocinan a diario. El predio de la cocina pertenece a la provincia, por lo que deberá el Gobierno de Antonio Bonfatti dar una respuesta urgente ante esta preocupante situación.

Pese a la modificación que la legislatura de Santa Fe aprobó este año, que permitirá dos actualizaciones automáticas por año en el presupuesto para los comedores, la delegada de ATE Lorena Almirón aclaró que es insuficiente.

Este medio había denunciado la semana pasada, a través de la delegada municipal de Fray Luis Beltrán Marta Quiroga, el mal estado de los alimentos que consumen los niños de esta ciudad. Es decir, es una situación que se repite en todos lados: los fondos son insuficientes para que los chicos puedan alimentarse como corresponde y los empleados realizan su tarea laboral en condiciones inadecuadas. Lo ideal sería que el niño coma en su casa, para poder fortalecer una institución fundamental como es la familia, pero la realidad marca otra cosa.

Dicen que la realidad marca la verdad, y en este caso, la verdad es que la milanesa es sólo un grato recuerdo en el paladar de los chicos que ven como se deteriora a diario la calidad de su almuerzo.