La ciudad de Puerto General San Martín tiene un problema que año tras año va empeorando, complicando la vida cotidiana de los vecinos, en especial de los que están más alejados del centro de la ciudad.
Cada año al llegar la temporada de cosecha nos encontramos con una gran cantidad de camiones que inundan las rutas y algunas calles aledañas. El gobierno en lugar de buscar alternativas para la comodidad de todos los afectados sigue utilizando la ciudad como depósitos de camiones.
Los vecinos de la zona oeste como San Sebastián, Tierra de sueños, La pedrera y Néstor Kirchner, al igual que los que viven en Barrio Esther, Bella Vista y Cerana quedan totalmente aislados porque los transportes pesados cortan por completo los accesos de esos barrios con la otra parte de la ciudad.
También hay que destacar que los transportistas no la pasan nada bien, porque mientras esperan horas y horas varados en la ruta para poder descargar no tienen un lugar donde descansar cómodos, alimentarse, darse una ducha o ir al baño, no es la idea entrar en una discusión de quien sufre más si el vecino o el transportista, cuando en realidad ambos son víctimas de un poder político que está interesado en mantener los ingresos que tiene por camiones, lo que hace que sea uno de los municipios más ricos de la provincia, pero que no está interesado en brindar una vida digna a sus ciudadanos, por lo menos en lo que a tránsito respecta.
Por ejemplo, si algún ciudadano que vive en algunos de los barrios antes mencionados, tiene que salir de noche por una emergencia médica no tiene forma de hacerlo y los centros de salud cercanos no tienen guardia las 24 horas.
Pero esto no es solo con los barrios más alejados, porque los del centro y los que lo rodean enfrentan todo el tiempo pozos de gran tamaño en una localidad que tiene absolutamente todas sus calles de doble mano sin semáforos para que regulen el paso.
Si por alguna circunstancia el tren de carga debe detener su marcha, literalmente, corta la ciudad en dos. Solo hay cuatro pasos niveles en la zona céntrica: por calle Nerbutti, Córdoba, Jujuy y Buenos Aires. Cuando un tren con muchos más vagones que los permitidos por la ley, se detiene corta los cuatro pasos a nivel antes mencionados, dejando imposibilitado a cualquiera de poder cruzar (incluido los servicios de emergencia o transportes públicos). A tal punto, que muchas veces, los peatones cruzan por encima de los vagones para poder continuar con su recorrido, con todo el peligro que esto genera.
En cuanto a las calles donde están las escuelas, el personal de tránsito solo hace el corte escolar en dos instituciones, las del centro, mientras que en el resto de las escuelas se organiza solo por como los padres quieren o pueden salir. Pero en los lugares donde están los cortes, vemos que las motos pasan con 3 o 4 personas arriba o los autos estacionan en doble fila, entre otras infracciones de tránsito habituales.
Y los que se sumaron ahora a este caos vehicular, son los vecinos de calle Belgrano donde hicieron un paseo bicisenda muy lindo que facilita las actividades y brindan seguridad a quienes van caminando o en bicicleta por esa zona, une a Barrio Esther con Iturralde. Pero como la calle está cortada por obras de mantenimiento, no solo lo usan los peatones y ciclistas, sino que es utilizado por motos, que muchas no respetan la velocidad y hasta por vehículos que se suben a la vereda y pasan por ahí para no tener que costear todo el barrio.
Una vecina del lugar, filmó y subió a las redes sociales, el momento en que una chata pasaba por la vereda sin preocuparse por la velocidad ni por el uso que realmente tiene ese espacio.
Así se vive todos los días en una ciudad en crecimiento, que vive inaugurando obras magníficas pero que no tiene un índice de registros de accidentes viales, que no tiene un semáforo o una calle de una sola mano, donde cada uno utiliza su vehículo como puede o como quiere, dejando al azar, a la suerte o a Dios el destino de llegar sanos y salvos a casa.

Por: Adrián Valeiro