Racing Club de Avellaneda se metió en el ojo de la tormenta luego de unas polémicas decisiones tomadas por la dirigencia. La chance desperdiciada de salir campeón parece no ser el único malestar que engloba al mundo del club de Avellaneda.
A comienzos de semana, la Academia lanzó una camiseta que parecia lograr un gran paso hacia la inclusión: la primera camiseta para amamantar que, además, no fue patentada para que otros clubes puedan hacer uso del modelo.
Sin embargo, una vez más salió a relucir la doble moral de los clubes argentinos cuando la directiva a cargo del fútbol femenino de Racing, encabezada por Daniel García, decidió separar del equipo a Lourdes Martínez y Milagros Menna. El motivo de la decisión es que las jugadoras celebraron la victoria de Boca Juniors.
Ante esto, un familiar de Martínez hizo un descargo en Facebook en el que expresó que el club “juega con los sueños de la gente y se creen que por tener autoridad mayor pueden hacer lo que quieran con la gente humilde”.
Esta decisión generó una gran polémica en las redes sociales que apoyaron a las jugadoras y dispararon contra el club y contra Edwin Cardona por darle like a una publicación del Xeneize festejando el campeonato, situación ante la que Racing no hizo nada.
Pero esto no es todo. Este año, la Academia incorporó a Johan Carbonero, un delantero de 23 años de edad. Sin embargo, el colombiano fue denunciado por acoso e intento de abuso sexual. Ante esto, el Departamento de Género y Derechos Humanos de Racing se opuso a su incorporación, pero el presidente Víctor Blanco decidió avanzar.
Carbonero deberá enfrentar un juicio oral después de ser denunciado por la recepcionista del hotel donde se hospedó de manera provisoria cuando llegó al país, para unirse a Gimnasia de la Plata, en noviembre de 2020.
Esta acción demostró la falta de perspectiva de género que manejan los clubes argentinos. ¿Es justo que las jugadoras sean separadas del plantel mientras que Carbonero sigue jugando antes de enfrentar el juicio?
Las diferencias entre el fútbol masculino y femenino no cesan. Tal es así que la Organización de las Naciones Unidas publicó un informe en el que explican que “el 55% de las mujeres futbolistas de primera división son profesionales, pero sus sueldos no llegan ni al 2% de lo que ganan los hombres”.
Además, desde que se profesionalizó el fútbol femenino, el sueldo básico que cobran las jugadoras es el mismo que cobra un jugador de la Primera C, siendo ésta la categoría más baja del fútbol de nuestro país.
Los clubes argentinos no sólo defienden y encubren a sus jugadores varones, sino que no respetan a las jugadoras e intentan dar una falsa imagen de inclusión y perspectiva de género para vender y complacer a la sociedad. No obstante, están muy lejos de ponerle fin a la desigualdad de género y con cada paso que dan dejan salir su doble moral.