El Día Internacional del Voluntario se conmemora cada 5 de diciembre desde 1985, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció esta fecha para destacar la importancia del voluntariado en el desarrollo social y económico. Este día no solo rinde homenaje a quienes dedican su tiempo y esfuerzo de manera altruista, sino que también busca inspirar a más personas a unirse a esta noble causa.

El ser voluntario: una experiencia trascendental

Ser voluntario implica más que simplemente donar tiempo y esfuerzo; es un compromiso que trasciende el interés personal y abraza valores universales. El voluntario deja muchas veces sus cuestiones personales, su familia y sus labores habituales de lado para donar su tiempo y su esfuerzo a los demás. Siempre de forma desinteresada, ya que no recibe ningún incentivo económico, solo la satisfacción de la tarea cumplida.

Este cronista recolectó tres testimonios de referentes de organizaciones voluntarias de la ciudad de Capitán Bermúdez, quienes contaron qué significa ser voluntarios para cada uno:

Franco Formica - Educador del Grupo Scout Papa Francisco:

El voluntariado para mí es algo que trasciende a una persona. Es empezar a pensar fuera de uno mismo. Deberse uno en la totalidad. No importa la causa que uno vea o que uno elija. Si no esa causa, seguro hace bien a un grupo mucho más grande de personas. Hace bien a todos. Y ese voluntariado se basa en valores comunes. Pero valores comunes que no son negociables, que son valores que uno tiene por el mismo hecho de ser ser humano. Por ejemplo, el derecho a la vida. Esos valores no se pueden negociar, son irrenunciables.

En el voluntariado uno pone ciertos elementos, sus capacidades, cosas materiales y lo más valioso que tiene el tiempo para poder hacer un fin mucho más grande, un fin trascendente. Y eso se hace con pasión. Con una pasión que hace que muchas veces uno deje cosas que está haciendo, cosas que son importantes, por esto otro, que es un bien mucho más grande. Yo creo que para el voluntariado se necesitan varias cosas: la pasión, la voluntad y esta idea del prójimo y del beneficio global.

Nilda Graciarena - Referente de la agrupación Forestar Capitán Bermúdez

Para mí el voluntariado que hacemos con Forestar Capitán Bermúdez es un servicio esencial para la comunidad. Un orgullo poder contribuir con el medio ambiente y además poder sentir placer en lo que se hace. Más allá de que siempre tenemos altibajos, tenemos luchas con el clima, que no llueve, pero ahora gracias a Dios ya se está revirtiendo esta situación. Igual hay que estar encima de los arbolitos porque la cuestión climática, como el viento, corta y quiebra los sostenes, los tutores y además, por ejemplo, la presencia de caballos en algunos lugares que los atan los dueños y quiebran los tutores. Pero se disfruta viendo cómo florecen, cuándo lo hacen temprano, cuándo lo hacen más tarde, cómo van creciendo, cómo reaccionan ante la lluvia. Realmente es muy lindo recibir el saludo de la gente cuando nos felicitan por el trabajo que hacemos.

Brenda García Giménez - Jefa del Grupo Scout Pablo Apóstol

El grupo está conformado por niños, niñas y adolescentes, que son los protagonistas de las distintas actividades que se hacen en el grupo, pero también está conformado por muchos adultos que dedicamos nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, mucha energía para realizar las actividades de forma voluntaria. Es decir, nosotros por el trabajo que realizamos dentro del grupo, sábado a sábado, durante todo el año, para ofrecerle a los chicos, chicas y adolescentes un espacio de aprendizaje, un espacio seguro, un espacio de socialización, no lo hacemos a cambio de una remuneración económica.

Esto a veces es difícil de comprender para personas que no han transitado por un trabajo voluntario, pero quienes lo hacemos sabemos que es muy reconfortante para cada uno de nosotros. Uno trabaja a partir del placer de las actividades que te hacen feliz y por eso no espera uno un pago económico a cambio.

También el voluntariado nos pone en un espacio de aprendizajes, a mi entender, a los adultos, que muchas veces se piensa que quienes somos adultos y estamos a cargo de este tipo de actividades, somos quienes enseñamos y le damos todo en nuestros conocimientos a los niños, niñas y jóvenes. Y yo pienso que si bien en parte es así, en parte también los niños nos enseñan a los adultos muchísimas cosas y también los adultos aprendemos de otros adultos. Y esos espacios tan ricos de intercambio, no siempre se dan en espacios laborales donde hay un pago económico de por medio.

Por eso pienso que estos trabajos voluntarios son sumamente ricos para el crecimiento personal de cada uno de los adultos que participamos en ellos. El trabajo en grupo es lo primordial, no hay una competencia por saber si alguien cobra más que otro o cuánto hizo el otro y yo hice más y al final trabajé por él. Nada de todas esas situaciones ocurren porque en estos espacios todos estamos dando el máximo posible y puede ser que haya días que uno no puede dar el 100% porque está preocupado por algo de la casa, de la familia o del trabajo o está con trabajos pendientes que necesita cumplir y otro de los adultos puede en ese momento poner un poquito más y suplantarlo en ese sentido. Hay una dinámica de grupo que es muy rica.