Ecuador adoptó al dolar estadounidense como moneda oficial en 1999, con el fin de poner freno al déficit fiscal de cerca del 6% del Producto Bruto Interno. Tras la crisis económica que encaró Ecuador con el fin de la dictadura militar a principios de los ochenta, el comienzo del siglo XXI trajo una nueva moneda pero varios de los mismos problemas al país: pobreza, estancamiento, y falta de inversiones.

En paralelo, los carteles delictivos colombianos y peruanos encontraron en este país el lugar ideal para florecer sus negocios ya privados tras años de guerra contra los gobiernos locales.

A su vez, las organizaciones locales fueron creciendo y tomando fuerzas a través de sus vínculos con otras asociaciones criminales mexicanas. Y así llegan a la escena el Cartel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.

La alianza de Los Choneros con el Cartel de Sinaloa data del año 2000, principalmente por el interés de los mexicanos en utilizar los puertos sobre el océano pacífico para el tráfico de cocaína. Rápidamente, Ecuador se volvió productor de cocaína. Da cuenta de ello la cifra de decomisos en los últimos tres años, de cerca de 530 toneladas.


(La distribución, a lo largo de la costa del Pacífico, de las bandas delictivas extranjeras en Ecuador)

Entre los años 2000 y 2010, México vivió la proliferación de los grupos armados violentos, que no solo se dedicaban al narcotráfico hacia Estados Unidos, si no también a secuestros extorsivos y contrabando de distinto tipo. Actores de renombre como Los Zetas, el Cartel del Noreste, del Golfo y de Tijuana colmaron las noticias policiales con atroces crímenes, pero entrado el nuevo decenio, solo quedaron los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. Y ellos libraron sus batallas en Ecuador con el fin de sumar nuevas rutas que permitan sacar cocaína colombiana para abastecer también los mercados europeos y chinos.

Con el proceso de dolarización llevado adelante por el gobierno fue mucho más sencillo de instalar operaciones en el país. Los Lobos y los Largos también lograron imponerse como bandas delictivas con poder de fuego. El gobierno local estima que existen más de 20 organizaciones criminales de este tipo.


(Crimen en Durán, ocurrido a fines de 2020 - Foto AP)

También hubo, en los últimos años, una expresión aún mayor de la violencia en las calles, con asesinatos en la vía pública y enfrentamientos entre el Ejército y las distintas bandas locales.

Otro de los negocios que el crimen organizado ecuatoriano ha perpetrado, y que fue denunciado por el candidato a presidente recientemente asesinado Fernando Villavicencio, fue el tráfico de oro.



La Organización de los Estados Americanos detalló que el país registró exportaciones de oro hacia China, en 2019, por poco más de 76 millones de dólares. Mientras tanto, el gigante asiático tuvo importaciones con Ecuador de este metal precioso por más de 339 millones de dólares. Esa diferencia es la que se exporta de forma ilegal, sin registrarse, y propiciando el negocio del lavado de dinero que se alimenta de la violencia en los sectores más postergados del país.