El estreno de la segunda entrega de Intensamente ha colmado los horarios y las salas de cine de todo el país, con un acertado trabajo acerca de cómo los jóvenes gestionan el paso de la niñez hacia la adolescencia.

Riley es nuevamente la protagonista, ya dos años más grande que en la primera película, y con una prometedora carrera en las categorías escolares de hockey sobre hielo. Tras un partido, llegará la posibilidad de hacer un campamento de prueba en un equipo juvenil en donde se pondrá a prueba no solo sus habilidades dentro de la pista, sino también su vínculo con Bree y Grace, inseparables amigas y que cambiarán de escuela en el año entrante.

Dentro de su cabeza, Riley recibirá cuatro nuevas emociones debido a su paso a la adolescencia: Vergüenza, Envidia, Aburrimiento, y el personaje en principio antagonista de la historia, Ansiedad. Estas emociones “más complejas”, como así se denominan, influirán determinantemente en el paso a esta nueva etapa de la vida de Riley, donde se acercará a nuevos desafíos para con su crecimiento.

Alegría, Furia, Temor, Tristeza y Desagrado recorrerán camino a través del inconsciente de Riley para intentar devolver su antigua personalidad, ya desterrada por el tejido de interacciones que descubren los adolescentes en esos primeros años de pubertad.



Es difícil para cualquier persona adulta no generar esa identificación con las vivencias de Riley. Las disputas internas entre sus costumbres y su futuro, sus vínculos y los nuevos, sus deseos y sus temores, todo el coctel emocional que para una aún niña de 13 años de edad será complejo de asimilar y llevar adelante.

Las escenas son fuertes en sentido sentimental, aunque para los más niños están correctamente llevadas adelante por personajes carismáticos, asimilables y familiares.

El punto fuerte de la película es la resolución del conflicto de la historia, donde se le da el sentido al cambio de emociones y es en donde se realiza una excelente interpretación de los trastornos de ansiedad y cómo repercuten en adolescentes, aunque, como repetimos, también se puede trasladar a adultos.



La película tiene una hora y 36 minutos de extensión, una excelente duración para películas que están hechas para chicos, pero que será un excelente manual de cómo comprender las emociones de las personas en edad juvenil para adelante.

A modo de conclusión, es una película que no apunta a los más chicos, pese a que tenga rasgos de película infantil y cuyo objetivo comercial sea el de un producto familiar. No quiere decir que los pequeños no vayan a disfrutarla, pero el trasfondo de la historia será mucho más apreciable en adultos y sobre todo adolescentes.

De igual modo, y como lo viene haciendo en la taquilla, es una excelente película para ser disfrutada y sobre todo, para abrirse a sus propias emociones.