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viernes, 13 septiembre 2013 | Capitán Bermúdez

El eco del viento continúa golpeando a Petroquímica Capitán Bermúdez

La planta que durante la década del 80 tenía más de 300 trabajadores hoy sólo cuenta con 25 operarios que tienen decidido aceptar la indemnización luego de luchar varios meses para cobrar la deuda que la empresa tenía con ellos. La falta de mantenimiento y la tormenta de octubre pasado impiden que la industria siga funcionando.
El eco del viento continúa golpeando a Petroquímica Capitán Bermúdez No se encontraron resultados.A sólo algunos metros de la ruta nacional N°11 y de las vías del Ferrocarril Belgrano Cargas, sobre el margen derecho del Río Paraná, se encuentra un predio de 17 hectáreas donde se halla la planta de Petroquímica Capitán Bermúdez (ex Electroclor), una fábrica histórica de la ciudad y la región. La empresa que supo contar con más de 300 empleados hoy tiene sólo 25 operarios que lucharon durante meses para cobrar sueldos atrasados y para que la planta no cerrara, pero hoy tienen decidido aceptar la indemnización.

La planta se encuentra emplazada en un predio que se ubica al lado de otra gran industria de la zona como es la pastera Celulosa S.A, detrás del bosque de eucaliptus al que la gente de la localidad y la región denomina con el homónimo de la papelera. Esos cientos de árboles que conforman el conocido “bosque de Celulosa” y que los automovilistas observan al circular por la ruta en el ingreso sur de Capitán Bermúdez fueron víctimas del temporal que azotó a toda la región en octubre del año pasado al igual que Petroquímica, que sufrió las consecuencias de la granizada y los fuertes vientos.

Luego de la tormenta que produjo innumerables consecuencias en las localidades del Cordón Industrial, los dueños de Petroquímica no realizaron ninguna tarea de mantenimiento ni reparación en los equipos y máquinas dañadas, lo que produjo el parate en la producción.

Más allá de los efectos inesperados por semejante temporal, el abandono y la falta de inversión durante varios años se pueden observar en el ingreso a la planta. Vidrios rotos, con impactos de piedras o hasta de balas, paredes despintadas y galpones vacíos, o cualquier característica que uno puedo imaginar de una estructura abandona, deshabitada.
Atrás quedaron las épocas donde Electroclor supo albergar a más de 300 obreros, hoy son 25 los operarios que mantuvieron las esperanzas de que la fábrica vuelva a funcionar, pero después de una larga lucha, con medidas de fuerzas incluida, para poder cobrar sueldos atrasados, aceptarían la indemnización.

La decisión tomada por el grupo empresarial de Sergio Taselli, propietario de la fábrica desde la década de los noventa, es la de cerrar definitivamente la producción de Petroquímica. El empresario aseguró en diálogo con el diario El Cronista que tomó la determinación porque los empleados no trabajaban.

“Estaban en la joda, y esta es una industria muy peligrosa donde no podés estar con gente que te trae problemas porque se pueden tener accidentes muy graves”, declaró Taselli en la única entrevista que brindó hasta el momento durante el conflicto.

Por su parte, el delegado de la industria ante el Sindicato de Trabajadores Químicos y Petroquímicos de Fray Luis Beltrán (Sutraqyp), Juan Giachello, consideró que la planta está en malas condiciones porque “no hubo inversión, eso es muy claro. Durante casi cuatro años no se hizo mantenimiento y por eso se tiene que parar la planta”.

Según Giachello, la industria deja una ganancia neta anual de alrededor de 27 millones de dólares y los propietarios no invierten parte de ese monto para que todo continúe funcionando de manera correcta. “(Sergio Taselli) Hizo lo mismo en muchísimas otras empresas, como la de lácteos Parmalat. A él no le importa la clase trabajadores, si la planta se cae la deja y la cierra”, lanzó.

“Las plantas químicas siempre son complicadas, habría que reparar las celdas de electrólisis. Con 7 millones de pesos se podría reactivar el sistema, pero cada día que pasa se deteriora un poco más. Pero es algo que en seis meses de producción lo tenés recuperado”, explicó el referente histórico de la fábrica. Vale aclarar además que esta empresa recibía un subsidio de $700.000 por parte del Estado Nacional.

Los eucaliptus todavía no logran retomar su fisonomía habitual y luchan por tener nuevamente esas ramas largas y verdes características de su especie. La fábrica sufre la falta de un compresor de gran magnitud, destruido luego de esa tormenta, que es fundamental para poder retomar la producción. La diferencia con la naturaleza, con esos árboles que lucharon por la supervivencia y lograron salir adelante, es que la decisión del grupo empresarial propietario de la industria fue no reparar esa maquinaria ni realizar otras tareas de mantenimiento, todo luce como aquel 21 de octubre si no fuera por los arreglos provisorios que realizaron los propios operarios.

Lejos del ruido que produce en funcionamiento una fábrica, dentro de Petroquímica hoy sólo se oye el eco del viento que ingresa en sus instalaciones por todos los sectores y que sigue golpeando fuerte la vida de sus trabajadores y la historia de la ciudad.

Breve reseña histórica

Electroclor SA comenzó a funcionar en el año 1938 gracias al impulso de la pastera Celulosa y se dedicó inicialmente a la producción de amoníaco anhidro, cloro líquido, soda caústica y algunos productos derivados, todos en pequeñas cantidades. Su predio comprendía una superficie de 6000 metros cuadrados, de los cuales casi el 95% cubrían galpones y edificios.

Rápidamente la industria se convirtió en un pilar dentro del rubro petroquímica a nivel nacional y sirvió como puntal para el desarrollo demográfico y económico de Capitán Bermúdez (en aquel momento pueblo Juan Ortiz) y de toda la región.
El crecimiento de la empresa conformada por capitales de Celulosa y Duperial (otra industria química) fue constante y progresivo durante décadas, convirtiéndose no sólo en una importante generadora de productos químicos a nivel nacional, sino exportando al exterior.

A finales de la década del 80 la fábrica había aumentado su superficie 50 veces, ocupando un lugar estratégico junto al Río Paraná y a escasos metros de la Ruta N°11. Sus 30 trabajadores iniciales se habían transformado ahora en más de 300 empleados permanentes y casi la misma cantidad de obreros que trabajan en forman circunstancial.

Lamentablemente Electroclor no pudo quedar exenta de las crisis de la década menemista y sufrió las consecuencias. En 1993 sus dueños, de origen inglés, decidieron cerrar definitivamente la planta y de un día para el otro cientos de familias perdieron sus fuentes laborales.

Un año más tarde su actual dueño, Sergio Taselli, un empresario que acumuló una innumerable fortuna durante los 90, adquirió el predio y nació Petroquímica Capitán Bermúdez, con un plantel de empleados mucho más reducido.

En 2008 la planta volvió a permanecer cerrada nuevamente por un conflicto tras el despido de siete trabajadores y Taselli amenazó una vez más con la clausura total de la fábrica. En ese entonces la producción era de mil toneladas diarias de cloro y eran 70 los obreros.

La fábrica continuaría con la producción, pero otra vez el personal se achicaría, apenas quedaron 48 trabajadores y la producción se redujo, llegando a producir antes de su nuevo parate, en octubre del año pasado, 500 toneladas de cloro por día.

Hoy, algunos de los empleados decidieron jubilarse ante esta nueva posibilidad de cierre que plantea su dueño, otros aceptaron la oferta realiza por el propio Taselli y cumplen funciones en industrias cercanas, también propiedad de este señor, Agrinar o Materfer.

En tanto, unas 25 personas afrontaron un conflicto para reclamar sueldos adeudodos y exigir que no se cierre la fábrica. Luego de varios meses, lograron cobrar lo que les correspondía, pero parece difícil que la planta vuelva a ponerse en marcha.

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