La reciente versión de Gran Hermano promedia la mitad del rating de la edición pasada, lo que hacen aumentar las posibilidades de que el canal elija reemplazar la televisación de algunas noches del show e intente acortar la duración del programa, que en principio debía terminar entre mayo y junio.
En el mundo televisivo, dudan que el programa conducido por Santiago del Moro llegue mas allá del mes de abril, ya que si la audiencia no acompaña, se desmorona el último gran proyecto de la televisión argentina en una actualidad a la que definitivamente ya no le encuentran la vuelta.
Solo Pasapalabras en uno de los canales y Los 8 Escalones en su tradicional “rival” mantienen un nivel de rating esperable o aceptable para la televisión de hoy, por lo que la intención de los productores es que esos programas se extiendan y abarquen cada vez más horarios centrales.
Esto ocurre porque no hay ideas nuevas que puedan abarcar un mercado que ni de casualidad se consume como en años anteriores. No funciona revivir formatos viejos, como el nuevo Expedición Robinson que debió terminar mucho antes de lo previsto, y los programas de cocina no terminan de garantizarle a la televisión el rating esperado. El consumo de televisión ya no es más como sus ideólogos piensan que es, y en líneas generales, parecen querer extender la agonía antes que aceptar que los nuevos modos de consumo ya no son compatibles con la industria televisiva.
Esos nuevos modos de ver contenidos se llevaron puesto a Marcelo Tinelli (a pesar de sus extensos problemas económicos legales), algo completamente impensado en el esplendor de la década pasada, en la cual gran parte de la industria de hoy trabajaba. Los canales deportivos ven la misma situación: los conductores “top” cada vez salen menos al aire, en gran medida porque los programas no llegan al 1 punto de rating.
Los números de los canales deportivos solo se mantienen por los partidos de fútbol. Según las últimas mediciones de Ibope, la Selección promedia entre 18 y 20 puntos, mientras que los partidos televisados por fuera de señales premium, la gran mayoría de ellos de poca relevancia, no alcanzan los 8 puntos.
Públicos que cambian pero siguen demandando
El streaming, donde englobamos a las gran cantidad de contenido periodístico, cultural y de entretenimiento, se llevó un público que accede a estos programas no solo en vivo, sino también a cualquier horario. La vieja repetición, el diferido televisivo, hoy está disponible on demand. Y es una realidad que ante consultas a diferentes personas de la edad que sea, la gran mayoría asegura que ve menos tele y que de ves en cuando, en alguna red social, ve programas y/o videos de su agrado en determinada temática.
La grilla de la televisión hoy se expresa en contenido on demand, por eso se ha tornado cada vez más insostenible tener una producción que sea redituable ya en términos de visualización efectiva.
La caída absoluta de la televisión es una serie que tiene ya varias temporadas, pero cada vez se presentan más ejemplos en donde, lejos de vaticinar una recomposición, muestran que el público ya no está en el rating.