La región no es ajena a la crisis socioeconómica que golpea con una brutal recesión producida por el ajuste del Estado con el plan de estabilización económica denominado “motosierra”. Este programa, que tiene por objetivo bajar el déficit del gobierno para luego esperar el repunte económico del sector privado, comienza a mostrar efectos indeseados en los sectores más vulnerables.

Las grandes urbanizaciones son receptoras de estos grupos de personas con muchas carencias y llenas de necesidades que se mueven donde los microclimas económicos le permiten encontrar rezagos para un nuevo comienzo. Días atrás, las autoridades de la ciudad de Buenos Aires confirmaron que existen alrededor de 4000 personas sin hogar, el dato surge tras la polémica del “ordenamiento” de personas impulsado por el Jefe de Gobierno Jorge Macri.

El concejo municipal de la ciudad de Santa Fe declaró la Emergencia Social y Económica en el mes de febrero y el pasado 2 de mayo el municipio inició el “Operativo Invierno” para asistir con raciones de comida y abrigo a personas carenciadas y a cientos de personas que duermen en las calles de la ciudad capital.

Este lunes, el municipio de Rosario comenzará a brindar asistencia a personas en situación de calle. Desde el área social aseguraron que hay un incremento del 30% de personas con respecto al año anterior. La iniciativa municipal, que contempla la apertura de otro refugio, tiene por objeto morigerar la difícil situación que atraviesan este grupo de personas, casi invisibles para el Estado y la Sociedad.



La imagen de personas durmiendo a la intemperie se torna parte del paisaje y de lo “normal” de todos los días. Cartones, frazadas y algún carrito para trasladar sus exiguas pertenencias se ven arrinconados en busca del reparo de las inclemencias y del frío, una de las peores temporadas para este conjunto de individuos que acarrean problemas multifacéticos y profundas historias de vida.

San Lorenzo, el mayor polo agroexportador de la región latinoamericana por excelencia, no es ajeno a la realidad del país. La presencia de personas en situación de calle no es nueva, desde hace años decenas de personas que se la rebuscan con el lavado de parabrisas en semáforos, cuidacoches o cirujas, duermen en algunos puntos claves de la ciudad. Muchos de ellos son conocidos por su reincidencia en malos hábitos.

En los últimos meses el crecimiento de personas en esta difícil posición es exponencial y hoy se estima que hay entre 60 y 80 personas en situación de calle en la localidad. Estos guarismos no indican una gran población en riesgo, pero podría agravarse con la prolongación de la crisis.

Al respecto, el municipio local informó que el refugio destinado a personas en situación de calle está avanzando y pronto será puesto en funcionamiento. El proyecto busca brindar un espacio seguro y digno a los hombres y mujeres que actualmente pernoctan al aire libre, principalmente en la zona costera y en los alrededores del hospital Granaderos a Caballo.



El área local de desarrollo social explicó que, si bien el número se está incrementando y también lo ha hecho en las consultas diarias en la secretaría municipal, hay muchas personas que lo han adoptado como un modo de vida y otras se encuentran con la angustia de no tener un lugar donde cobijarse.

El crecimiento se ve potenciado en jóvenes, la mayoría con síntomas de consumos problemáticos, luego hombres y en menor medida familias. A todos se les brinda la oportunidad de un espacio cubierto en pensiones. En ese sentido, desde el área confirmaron que en reiteradas oportunidades, muchas personas que accedieron a la ayuda no utilizaban las piezas para pasar la noche, sino que volvían a la calle.

Por otro lado, las personas que llegan de otras localidades en busca de oportunidades suelen alojarse de forma circunstancial en casas de familiares pero luego se quedan sin esta posibilidad. Se trata del 30% de los individuos que se ven durmiendo en la calle, mayormente en la Esquina de los Bancos, en las costas del río o en el Correo Argentino. En muchas ocasiones estas personas son ayudadas con pasajes, traslados a la terminal de ómnibus para que puedan retornar a su lugar de origen, donde tienen familia o algún lugar para dormir.

Mientras la sociedad espera una recuperación económica y la política nacional disputa que modelo de país se construye, un sector de la población se encuentra a punto de atravesar la delgada línea entre juntar cartones, revolver los contenedores de residuos domiciliarios, pedir caridad o en alguna mejor posición vender chucherías en las calles. Este grupo social, que ya no encuentra alternativas y no encuentra el sostén del Estado será empujado a la deriva y que luego serán invisibles para la comunidad.