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jueves, 06 octubre 2011 | Salud

MONONUCLEOSIS INFECCIOSA EN LOS NIÑOS

Esta patología es una enfermedad infectocontagiosa, producida por el virus de Epstein Bärr. Esta es propia de la primavera, aunque puede afectar en cualquier estación del año. La severidad del cuadro está ligado a la edad del Paciente, desde luego que en el adulto los síntomas son severos.
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En el lactante se caracteriza por fiebre alta de 6 a 7 días de duración, garganta roja, ojos congestionados, decaimiento y poco apetito. En este caso es totalmente benigna y no se ven los enormes ganglios que se aprecian en el niño mayor. El tratamiento se basa en una buena hidratación, en la mayor parte de los casos el diagnostico se hace por exclusión de otras enfermedades y el laboratorio lo confirma. Es difícil que se repita en la vida.

En el niño mayor se caracteriza por alta fiebre, garganta roja acompañada o no por seudo placas y una erupción escarlatiniforma (no en todos los casos). Los ganglios aumentados de tamaño en el cuello con una constante, suelen ser grandes y, al igual que en el lactante la fiebre está presente bastante tiempo. El diagnóstico de certeza se hace por el laboratorio. El tratamiento consta en una buena hidratación, alimentación sana, antitérmicos y reposo. Las complicaciones más frecuentes son la hepatitis mononucleósica y las nefropatías. La recuperación en total. Si se plantean dudad diagnósticas habrá que hacer el diagnostico diferencial con algún tipo de leucemias, pero es una enfermedad benigna.

En el adolescente, antes se llamaba “la enfermedad del beso”, dado que se creía que el contagio era únicamente por esa vía. El contagio se realiza por las olas gostitas que eliminamos al hablar o toser. Es muy común que los adolescentes la contraigan a través del mate dado que acostumbran a tomar tereré, los adultos también están inclinando a esas formas de ingerir el mate. Tomar del mismo vaso es otra vía.

En el adolescente mayor son comunes los grandes ganglios en el cuello y a veces en las axilas y región inguinal. También se palpa el hígado agrandado como así también el bazo. En la garganta con frecuencia se encuentran seudoplacas enormes que obligan al diagnóstico diferencial con la difteria. Los ganglios y el agrandamiento del hígado y bazo obligan a muchas veces descartar leucemias. En el adolescente la fiebre es alta y el enfermo muchas veces delira.
Las complicaciones hépatorrenales son más frecuentes que en los bebés y el niño mayor.

Como corolario, decimos que es una enfermedad benigna pero aquí el reposo es importantísimo.

Por Dr. Lalo A. Lelli.

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