Camilo, es un bebé de nueve meses de la localidad de Las Parejas y lucha por su vida en el Sanatorio de Niños de Rosario. Padece atresia biliar, que le fue diagnosticada a los 4 meses de vida, una enfermedad poco frecuente que afecta el funcionamiento de su hígado, y su única esperanza es un trasplante urgente que le permita sobrevivir.
La atresia biliar impide que la bilis fluya correctamente, generando daños irreparables en el hígado. Camilo se encuentra en una carrera contra el tiempo, y su familia y seres queridos esperan la llegada de un donante compatible, ya que el trasplante de hígado de un donante vivo es posible.
Mientras tanto, el pequeño permanece internado en Rosario, recibiendo cuidados especializados.
“Cami tiene 9 meses y cuando tenía 4 meses le diagnosticaron atresia de vía biliar, que es una enfermedad bastante poco frecuente que destruye literalmente la vía biliar y hace que la bilirubina no pueda drenarse y eso lleva a un estado de cirrosis. Desde el momento del diagnóstico ya supimos que él iba directamente a trasplante. El tema es que bueno, en las últimas semanas empezó a tener complicaciones y eso hace que tenga que ser un poquito más urgente”, expresó Juliana en diálogo con De 12 a 14.
La familia es originaria de Las Parejas y hace unas semanas están instalados en Rosario para realizar el tratamiento y chequeos de Camilo. “Francisco (el papá) y yo, ninguno pudimos ser donantes por cuestiones médicas, y el resto de la familia tampoco.
Él está en lista de espera en Incucai. La sobrevida no es más de dos años, pero también estos últimos meses, la evolución de la enfermedad fue muy rápida”, indicó la mamá de Camilo.
“En este momento su crecimiento está totalmente detenido, no logra aumentar de peso, no logra aumentar la tasa y tiene que ver con esto de que no puede absorber los nutrientes”, agregó.
Sobre la donación de órganos Juliana expresó que “falta mucha conciencia, falta mucha información y hay mucho tabú. Si es algo que se puede empezar a hablar desde antes, incluso en los colegios, con los más chicos, que son los que más absorben y naturalizan absolutamente todo, sería mucho más fácil en ese momento poder decir que sí.