Este domingo, el río Paraná volvió a ser noticia. Un buque quedó varado a la altura del puerto de Cargill en Villa Gobernador Gálvez, producto de la bajante histórica que atraviesa el río en 2024. El buque, quedó atravesado en pleno canal de navegación, bloqueando el paso de otras embarcaciones y generando un caos en la circulación fluvial.
La situación del Paraná no es nueva. Durante todo el año, la bajante extrema fue la protagonista de varios incidentes. Ya son al menos cinco los buques que quedaron varados en diferentes puntos del río, afectando no solo la logística portuaria, sino también la economía regional, que depende fuertemente del transporte por agua.
El puerto de San Nicolás es una de las zonas más afectadas, pero el drama se extiende a lo largo de toda la hidrovía, complicando operaciones y causando grandes pérdidas económicas. Este fenómeno se debe a la falta de precipitaciones y al impacto del fenómeno de La Niña, que sigue reduciendo el caudal del río a niveles alarmantes.
La altura del río en su punto más bajo
Actualmente, la altura del Paraná en el puerto de Rosario es de 0,78 metros, tras haber repuntado desde los 0,33 metros que se registraron a principios de octubre, el nivel más bajo en lo que va del año. Para tener una referencia, en el mismo período de 2023 el río se encontraba a 2,30 metros, lo que evidencia la gravedad de la situación.
Según el pronóstico del Instituto Nacional del Agua (INA), los niveles del Paraná seguirán fluctuando entre 0,20 y 1,15 metros en las próximas semanas, lo que significa que las condiciones de navegabilidad continuarán siendo críticas. Este panorama no solo complica la navegación, sino que también afecta a otros sectores, como el agropecuario, que depende de la disponibilidad de agua para su producción.
La bajante del Paraná no es un fenómeno aislado ni temporal. Los expertos ya advierten que este escenario podría extenderse, agravado por el impacto de fenómenos climáticos globales como La Niña. Las proyecciones no son alentadoras, y mientras tanto, la logística fluvial se sigue viendo afectada con cada nuevo incidente de varadura.
La economía de la región sufre un fuerte impacto, ya que muchos productos dependen de la hidrovía para su transporte. Las empresas portuarias y los exportadores están en alerta, dado que no pueden despachar los fletes con la carga completa y están a la espera de que las condiciones mejoren para poder operar con normalidad.
El río Paraná, que históricamente ha sido una vía crucial para el comercio argentino, hoy enfrenta una de sus crisis más graves, y no se vislumbra una pronta solución si las condiciones climáticas no mejoran.