
Desde que se implementó la mediación familiar, el 1° de diciembre de 2014, se alcanzaron acuerdos en más del 60 por ciento de los conflictos llevados a esta instancia prejudicial. Las estadísticas dan cuenta de un nivel de acuerdos superior incluso al promedio general de la mediación civil y comercial obligatoria, de la cual la familiar es una de sus materias, y que rige en la provincia desde noviembre de 2011.
Más allá de las cifras que evidencian el éxito de esta herramienta de resolución de conflictos, la mediación familiar tiene como particularidad las historias de vida, sentimientos y vivencias particulares que involucra.
“La mediación tiene una enorme importancia en los tiempos que vivimos, donde el problema que más nos preocupa a los santafesinos y a todos los argentinos, es que haya tanta violencia. Nos hace falta poder entendernos y la mediación es precisamente una oportunidad para hacerlo, para poder escucharnos a partir de la palabra”, reflexionó el gobernador Antonio Bonfatti, quien valoró el rol de los mediadores: "Desarrollan una labor fundamental como es lograr que las personas resuelvan sus diferencias por medios pacíficos; desde el gobierno seguiremos avanzando para que el sistema crezca y se consolide".
La mayoría de los temas llevados a mediación familiar (el 80 por ciento) están relacionados con alimentos y régimen de visitas y se han resuelto en un plazo de 30 a 40 días hábiles.
Así quedó de manifiesto en una de las primeras mediaciones familiares llevadas a cabo en la provincia. “Una joven pareja, ya separada, accedió en diciembre pasado al servicio de mediación para superar diferencias sobre cómo organizarse y llevar adelante el rol de padres de su pequeño hijo de dos años”, contó Eleonora Avilés, directora de Desjudicialización del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. “Guiados por las mediadoras y asesorados por sus abogados a lo largo de tres reuniones, los jóvenes tomaron conciencia de la importancia de conversar sobre las necesidades, emociones y preocupaciones de ambos dentro de un ámbito de respeto, privacidad y confianza”, relató la funcionaria.
Así, el escenario temido de un proceso judicial prolongado en el tiempo y desgastante para la salud de la familia, dio paso a una experiencia pedagógica en sí misma que a partir del reconocimiento, el diálogo y la mutua colaboración, sentó las bases para un acuerdo de coparentalidad construido y protagonizado por ambos padres.
“Incluso el día fijado para la firma del acuerdo, en proximidades de la Navidad, ambos padres se acercaron a la oficina de mediación juntos, y no en forma separada como lo habían hecho antes. Querían que las mediadoras conocieran a su hijo”, recordó Avilés, destacando que “el aprendizaje del diálogo para estos jóvenes progenitores fue aprender que el acuerdo tenía en miras el bienestar de su hijo. Poder mirar al «otro» como un «legítimo otro», y en familia, nada más y nada menos que a los hijos, por quienes decidimos su futuro, su vida”.