Según contó Natalia Mincone, la madre de la víctima, en diálogo con 11Noticias, tras festejar el UPD (último primer día) en una casa en la localidad de Ibarlucea con adultos que incluso se quedaron cuidándolos por razones de seguridad, se dirigieron hacia los domicilios de dos compañeros ubicados en inmediaciones de la plaza.

Allí se iban a cambiar para luego esperar para entrar al Colegio Nuestra Señora de los Milagros a las 10 de la mañana junto a sus padres, ya que así lo había dispuesto la institución para evitar que llegaran en estado de ebriedad o con mucho sueño tras el festejo nocturno.

Sin embargo, cerca de las 6:45 de la mañana de este lunes, el adolescente quiso ir desde la casa de unos de sus compañeros hacia la del otro, para lo cual debía atravesar la plaza 9 de Julio. Al hacerlo, en la zona de calle 25 de Mayo y Santiago fue abordado desde atrás por un sujeto encapuchado y con campera oscura, quien en primera instancia le propinó un golpe en la sien que lo desestabilizó y luego comenzó a darle golpes de puño en el rostro.

Tras ello, el joven cayó al suelo mientras le pedía al delincuente que no le sacara su teléfono celular ya que es diabético y con ese dispositivo se medía la glucemia. Sin embargo, el ladrón le dijo “dame el celular o te pego un tiro”. Tras ello se lo arrebató y se dio a la fuga corriendo. La víctima intentó perseguirlo, pero ante la pérdida de sangre, se desvaneció.

Luego, un vecino lo auxilió y llamó al SIES y la policía, quienes lo atendieron y se comunicaron con su familia. Como resultado de la golpiza, terminó con una fractura de tabique que le implicará una cirugía y que por algunos meses no pueda jugar al fútbol, una de sus actividades cotidianas.

La madre expresó su indignación por el hecho, y sostuvo que "la inseguridad no es tratada como corresponde en Capitán Bermúdez. Mi hijo hoy podría estar mucho peor, doy gracias de que está vivo, pero fue muy ensañada la golpiza”.

Cabe destacar que, según declaró el propio joven, en la calle a esa hora no había nadie y pocos minutos después comenzaron a ingresar los alumnos a la Escuela 325, con lo que la inseguridad también representa un riesgo para los propios estudiantes de esa institución, sus familias y docentes.