El conflicto gremial por la desvinculación de 22 trabajadores fluviales que prestan servicio en los remolcadores Coopor Estibador I y II de la Cooperativa de Trabajadores Portuarios de Puerto General San Martín, encontró un camino de diálogo este jueves en la audiencia convocada por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación Argentina.

El Centro de Patrones y Oficiales Fluviales, de Pesca y de Cabotaje Marítimo, el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos y el Sindicato de Conductores Navales de la República Argentina, los tres gremios que representan a la tripulación desembarcada de oficio el pasado martes 12 de septiembre, se reunieron con los directivos de la entidad cooperativista y lograron que se acate la medida conciliatoria para retrotraer la situación de los despidos y comenzar la negociación sobre el futuro de los remolcadores y los empleados a bordo.

El secretario de Remolque del Centro de Patrones, Capitán Néstor Larrosa, señaló que “logramos retrotraer la medida de la empresa y que los trabajadores retomen sus puestos desde este viernes”, y anticipó: “la próxima audiencia será el lunes 2 de octubre en el Ministerio de Trabajo de la Nación en Buenos Aires y comenzaremos a dialogar para que se continúe la operación de los remolcadores”.

Consultado sobre el tenor del diálogo, Larrosa sostuvo que “la empresa tiene una posición dura sobre la continuidad de las operaciones, pero entendemos que podemos trabajar en conjunto, mejorar las prestaciones y condiciones para que la empresa haga su trabajo y mantenga los puestos laborales”.



La tripulación fue desembarcada de oficio por personal de la Prefectura Naval Argentina y un escribano de la Cooperativa Portuaria. Además, se aplicó el mismo procedimiento para el grupo de trabajadores que se encontraban stand by, lo que desató el conflicto con el apoyo de gremios del Cordón Industrial.

Según la primera información, el Sindicato de Conductores Navales de la República Argentina (Si.Co.Na.R.A.) implementó un reclamo gremial que impidió la salida de un remolcador a realizar un trabajo (denominado changa) y motivó la caída de un contrato de servicio con el único cliente que tenía la Cooperativa de estibadores.

Esto desencadenó la reacción de la empresa portuaria que, hasta hace pocos días, sostenía la idea de no volver a operar los remolcadores por generar importantes pérdidas a las arcas de los cooperativistas.