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lunes, 22 julio 2024 | Opinión

Sociedad Anónima Deportiva - SAD ¿si o no?

En estos momentos en que desde esferas gubernamentales se insiste en subvertir el modelo tradicional de los clubes de fútbol en nuestro país, es oportuno que nos detengamos a analizar más pormenorizadamente los antecedentes, alcances y consecuencias que la implementación de las sociedades anónimas pueden tener en el deporte.
Sociedad Anónima Deportiva - SAD ¿si o no? Por: Lucas Grivarello (Abogado, presidente junta electoral ultimas elecciones NOB, Ex representante legal Colegio Newells)

En primer lugar debemos advertir que nuestro medio se ve severamente afectado, con respecto a otras latitudes, por un sinfín de situaciones de corte cambiarias que ponen a nuestro fútbol en una manifiesta desigualdad con otros países. Esta desigualdad, está renguera existencial con que transita nuestro país la materia económica, es sin duda un lugar de incomodidad para quienes gestionan las instituciones deportivas, porque tan solo pensar competir con mercados limítrofes (que deportivamente son sumamente inferiores) se vuelve cuesta arriba cuando los contratos en dólares deben ser convertidos a moneda nacional.

Lo cierto es que pensar cualquier gestión, cualquier empresa por estos lares, implica el desarrollo de planificaciones que permitan esquivar las limitaciones propias con que cuenta la economía. No pasa solo en el fútbol, pasa en el empresariado, en el Estado mismo y en la sociedad civil. Todos deben poner a trabajar la imaginación para sortear estas peripecias que la Argentina constantemente nos propone. Nadie puede hacerse el distraído con la falta de dólares que acusan desde organismos como el banco central, ni el atraso cambiario que redunda en reclamos de quienes cobran sus contratos en dólares al valor oficial.

Las Asociaciones Civiles sin fines de lucro, son la máscara legal que los clubes utilizan desde tiempos inmemoriales. Es, haciendo una simplificación, un conjunto de personas que se reúnen alrededor de una idea, y que con periodicidad eligen quién de ellos será el responsable de gobernar los destinos de ese conjunto de personas. Los socios, en definitiva, son los responsables de quien es el presidente de cada uno de los clubes. Incluso durante el mandato de ese presidente, se realizan las asambleas de rigor, en donde los mismos socios tienen el poder de expresarse y de votar si el presupuesto asignado a la gestión del año entrante es adecuado de acuerdo a las estimaciones que la misma Comisión directiva haga. O si se aprueba el balance del ejercicio pasado, en donde la comisión directiva debe hacer una rendición de cuentas de lo hecho (memoria) y gastado (balance) durante el año (ejercicio) anterior. Es decir, ese apotegma “el club es de los socios” no es un slogan. Es una verdad que nos precede a todos y que guarda rasgos de evidencia tan notorios que me impide ver en quien intente rebatir los atisbos de inteligencia (pensando bien), o buena fe (pensando mal).



Este andamiaje jurídico que los clubes han adoptado, ha sido el que permitió que los clubes argentinos se destacan a nivel mundial, el que permitió que los mejores jugadores del mundo sean de nuestras canteras, y el que permitió que nuestra selección nacional esté en el TOP 1 de las selecciones nacionales que más títulos oficiales obtuvo.

Sin lugar a dudas, hay cuantiosos casos de clubes que no registran un palmarés de gestión exitoso. Más bien cuando el déficit económico se repite por años y se vuelve estructural, solo los recursos extraordinarios son las que pueden impedir que ese déficit se convierta en un tumor maligno que en un momento ponga fin a la existencia de la persona jurídica. Por momentos los ciclos requieren un esfuerzo mayor, una contracción que permita atravesar la crisis económica sin lesionar la cuestión social ESENCIAL EN LA VISIÓN DE LOS CLUBES.

Esto no es menor, porque aquí ya estamos estableciendo un punto de partida muy importante: Quienes defendemos el modelo de las asociaciones civiles, no estamos defendiendo el modelo del déficit. Entendemos que gestionar algo (como dijimos más arriba no solo clubes) en este ámbito, si o si requiere el desarrollo de herramientas para reducir los impactos de las crisis, depresiones, deflaciones, estanflaciones, y cuanto termino nuevo inventen los economistas para describir este ecosistema de caos. De acuerdo al desarrollo que venimos dando, es evidente que la capacidad o incapacidad dirigencial, no es ni más ni menos que responsabilidad de los socios. Son los mismos socios los que deben preocuparse por tener como dirigentes personas idóneas que tengan acertividad para advertir momentos. Momentos en que es bueno vender. Momentos en que es bueno invertir. Momentos en que es bueno no vender ni invertir. Momentos en que es bueno contraerse, etc. No hablamos solamente de cuestiones económicas. Las ventas, las inversiones, la contracción, también pueden ser deportivas. Es decir, dirigentes que no han sabido interpretar esos momentos, o que han incurrido en conductas indecorosas o delictivas de vaciamiento, son producto de la incapacidad dirigencial que reina en el seno del padrón de socios de los clubes perjudicados. Y es responsabilidad de ese padrón de socios, generar dirigentes que estén a la altura de las circunstancias en todo aspecto.

La morfología que adoptaron los clubes en nuestro país, los posiciona en sentido jurídico como lo que se llama una “persona de carácter privado” (art. 33 inc. 1 CcyC). Esto es, en términos vulgares, una persona (de existencia ideal tal cual lo marca el código civil y comercial) distinta de los miembros que la componen (socios). Es decir, el club “x” es una entidad privada. Esto también es importante, porque perder la visión de que los clubes son “privados” es empezar a perder el eje de la discusión cuando sobre la mesa se ponen proyectos de “inversión privada”. Es decir, estamos ante una persona jurídica que tiene un tratamiento legal análogo al que tiene cualquier persona de existencia ideal (empresa entre ellas). No es la vocación de este trabajo aludir a conceptos jurídicos rebuscados que impidan la comprensión a cualquier interesado en el tema, más es justo advertir la claridad del articulo 41 del código civil y comercial: “Respecto de los terceros, los establecimientos o corporaciones con el carácter de personas jurídicas, gozan en general de los mismos derechos que los simples particulares para adquirir bienes, tomar y conservar la posesión de ellos, constituir servidumbres reales, recibir usufructos de las propiedades ajenas, herencias o legados por testamentos, donaciones por actos entre vivos, crear obligaciones e intentar en la medida de su capacidad de derecho, acciones civiles o criminales
¿Que mueve a los promotores de los ampulosos proyectos de SAD, a solicitar parte de la titularidad del club siendo que la inversión puede hacerse con el formato que los clubes ya tienen?



¿Alguien conoce a algún empresario que pone dinero en un negocio para no obtener ganancia?
Esto es muy claro. Las SAD son un modelo de negocio para corporaciones internacionales que no buscan otra cosa que generar ganancias económicas. Lejos quedarán las historias personales, los beneficios sociales, y en muchos casos (no menos importante para la población que frecuenta estadios) la constricción a cuestiones folklóricas.

El ceder el dominio de determinada cantidad de acciones a un gerenciador, es ceder la titularidad de esas porciones del club, a un tercero, siendo que en la actualidad el señorío absoluto de los clubes es de los socios. Y vuelvo a insistir en lo real de la frase “el club es de los socios”.

Van a decir que con capitales extranjeros se podrán hacer suntuarias inversiones en instalaciones, en proyectos deportivos, en planteles y figuras. Lo cierto es que la capacidad recaudatoria de los clubes, ya es conocida. Sabemos cuánto ingresa por cuota social, por asistencia a los estadios, por sponsoreos, por venta de jugadores, por venta de servicios, etc. Ese gerenciador, no viene a regalar dinero. Viene a recaudar. La lógica que intentan instalar es que esa inyección de inversiones (que tranquilamente podrían hacerla hoy con acuerdos con la CD) harían aumentar la base recaudatoria y les permitiría obtener dividendos. Déjenme dudar. Poner la gestión en manos de un gerenciador, pone en riesgo los intereses de los clubes formadores de jugadores, en el sentido de que en aras de beneficiar a otra escudería se puede auspiciar la fuga de juveniles (y no tan juveniles).

Las penurias económicas de este ámbito, ya está generando desde hace tiempo un éxodo de jugadores, que en miras a obtener un (lícito y legítimo) mejor pasar eligen seguir sus carreras en clubes enclavados en países donde la economía luce más ordenada y promisoria. Eso explica por qué casi la totalidad de la selección campeona del mundo, está integrada por jugadores que militan en instituciones Europeas. No dejemos de advertir, que son los clubes bajo el formato de Asociaciones Civiles las que formaron esos jugadores. Desde ya que esa realidad emigratoria no es adjudicable a la naturaleza jurídica que adquieren los clubes. También pasará con el club eventualmente gerenciado, ya que las restricciones cambiarias y el letargo económico tiene que ver con cuestiones macroeconómicas que exceden a empresas y clubes.

Llama la atención de que uno de los principales impulsores de este proyecto, sea Mauricio Macri, que durante su gestión en Boca Jrs. Tuvo mucho éxito transitando el modelo actual. Poniendo a Boca Juniors en lo más alto del fútbol mundial en el 2000 y 2003 venciendo al mismísimo Real Madrid y al Milán respectivamente.
Asimismo podemos citar el modelo de River Plate, que ha innovado en la generación de recursos con la implementación de un fideicomiso para la incorporación de jugadores, y que ha presentado balances con ganancias por más de 40 millones de dólares.

También hay antecedentes en el mundo de clubes que no han corrido buena suerte con el modelo de gerenciamiento. Podemos citar para ilustrar al Badajoz de España, harto conocido por estos lares en virtud de que el gerenciador fue el conocido conductor televisivo Marcelo Tinelli. Luego de varias temporadas fallidas bajo el modelo de Sociedad Anónima, que lo llevaron a descender de segunda a la tercera categoría, terminó disolviéndose en 2012 con menos bienes que las deudas que tenía. Evidentemente no todo es color de rosa para los clubes con modelo societario.

El Real Madrid, es de los socios, que eligen con periodicidad en elecciones a su presidente (hoy Florentino Perez). Hablamos del actual campeón de la Champions League, y quizá el mejor club del mundo. Es uno de esos clubes que respeta a rajatabla sus cuestiones culturales e históricas. Luego de haber ganado la última Champions, los jugadores le ofrendaron el logro a la Virgen de la Almudena. Es un gesto que puede gustarle o no al lector, lo cierto es que es una práctica que los socios del club respetan y que dudamos que esas cuestiones culturales se sostengan si el “dueño” del club pasará a ser un Jeque árabe. No por hacer una valoración negativa ni mucho menos, solo para evidenciar cómo el choque cultural puede afectar situaciones históricas intrínsecas a la mismísima personalidad de la persona jurídica.

El Barcelona también hace su parte, siendo una Asociación Civil. Fueron los socios los que eligieron a Joan Laporta como el encargado de dirigir los destinos de la institución.

Los clubes no son deficitarios y superavitarios por la naturaleza jurídica que adopten, sino por la capacidad de quien los gestione. Encontrar quien tenga la capacidad de gestionar, con responsabilidad, capacidad y honestidad, está en cabeza del padrón de socios de cada uno de los clubes.

La inyección de inversiones privadas, ya pueden hacerse hoy, sin necesidad de que los socios pierdan poder sobre lo que es suyo. No permitamos que, vendiéndonos espejitos de colores, se adueñen de lo más genuino que tenemos...La pasión.



Por: Lucas Grivarello (Abogado, presidente junta electoral ultimas elecciones NOB, Ex representante legal Colegio Newells)

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