El punitivismo mediático exacerbado que se vive en Argentina, junto a los graves problemas que generan los incendios en el delta del río Paraná a la salud y el ecosistema ribereño, parecen volver a encontrarse en una época del año donde el fuego vuelve a iluminar el cardinal este de la provincia de Santa Fe, más precisamente del Gran Rosario.

Nuevamente se empiezan a observar en los medios más importantes de comunicación de Rosario, al menos los de mayor llegada por emitirse en los canales tradicionales, discursos tendientes a querer encontrar presuntos implicados cuyo objetivo es obtener un rédito económico o capital provocando el fuego sobre los secos pastizales entrerrianos.

La necesidad de encontrar rápidamente a un responsable penal, de ver un detenido e identificar un culpable en cualquier tipo en hechos desde un robo menor hasta un incendio que contamine el aire que respiramos se ha vuelto una constante en todos los ámbitos de la discusión pública.



Córdoba nos brinda el mejor ejemplo. Dos grandes incendios se intensificaron en las últimas semanas, uno en el Valle de Calamuchita, y otro en las zonas aledañas a la autopista a Villa Carlos Paz.

En el primero, la policía detuvo en las cercanías de Yacanto a un lugareño, quien parece que inició el fuego de modo accidental. En el segundo caso, hay una sospecha de que las llamas se hayan propagado en un caso de negligencia de un entrenamiento militar en el predio de La Calera.

Los dos incendios fueron de una magnitud importante y generaron graves pérdidas ambientales al ecosistema cordobés. En ambas, también, se reconoció que la acción de la naturaleza, expresadas en la intensidad del viento y la sequedad de los terrenos producto de la falta de lluvia, fueron factores determinantes.

La gran sequía 2020-2022 coincidió con la temporada de mayor cantidad de incendios en las islas del delta del Paraná, época donde observábamos la isla desde la ribera del Cordón Industrial y parecían imágenes de una Vietnam cubierta de napalm.

Las causas penales y los operativos con detenidos con pruebas contundentes fueron muy pocos, minúsculos si se los compara con el daño producido.



¿Se va a seguir insistiendo, con escasísima fundamentación, que el fuego se propaga casi en exclusividad por la acción de algunas actividades ganaderas o inmobiliarias?

El Servicio Meteorológico Nacional ya viene anticipando un nuevo período de sequias, de bajas precipitaciones e intensos vientos. El caudal del río Paraná volvió a ser bajo para los parámetros habituales, lo que también genera que los riachos internos del delta no se puedan alimentar de la mejor manera y queden casi vacíos. Las condiciones, otra vez y casi como hace cuatro años, son pésimas para la salud de la isla.

En ese aspecto, que se exija la prevención correspondiente por parte de autoridades e inclusive algunas fuerzas federales está casi de más aclararlo. Que se incremente la concientización sobre prácticas saludables para las personas que usan recreativamente las islas, también. Y se si tienen que aumentar las sanciones en consecuencia, podría ser una alternativa positiva.

Uno no es necio, y sabe que el acceso a la Justicia es, en innumerables circunstancias, desparejo. También, puede resultar necesario que avancen figuras penales contra este tipo de delitos ambientales, aunque es un debate que, en la política nacional, no encuentra repercusión porque abarca un tema extremadamente específico como lo es el ecosistema de los humedales (aunque bien podrían algunos políticos del poder legislativo que son santafesinos ocuparse de algunos problemas específicos de la Provincia antes que jugar a la rosca porteña).

Pero fogonear, valga la ironía, discursos que sin ningún tipo de fundamento descargan la ira punitivista aportarán poco a solucionar y poner el foco en medidas que puedan contribuir a mitigar los efectos de los incendios, que nuevamente parecen inevitables.